Para muchos era un secreto a voces, una hipótesis malentendida o una alarma desencadenada; tal vez, tachada de exageración. Pero es cierto: la contaminación ambiental causa cáncer pulmonar.
La Agencia Internacional de Investigación Oncológica (IARC por sus siglas en inglés) confirma que la contaminación aérea representa el cancerígeno más peligroso; entra en la misma clasificación que otros peligros como el asbesto, el tabaco y la radiación ultravioleta. La declaración va avalada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
IARC considera a este agente cancerígeno ambiental el más importante, al que se le debe prestar más atención; incluso más que al tabaquismo pasivo.
La contaminación ambiental contiene varios elementos que la hace más peligrosa; en especial, las partículas más finas, que son las que causan mayor daño a la salud. Entre este coctel presente en el aire, se encuentra las emanaciones de diésel, a las cuales se les atribuía toda la responsabilidad.
Los agentes que pueden intensificar la contaminación ambiental, y su graves efectos a la saludo, son: transporte, plantas de energía, emisiones industriales y agrícolas. Estas emisiones incluyen partículas finas que, por su tamaño y densidad, se pueden depositar en los pulmones con facilidad.
Esta declaración representa una prueba más que en México, especialmente su capital y la Zona Metropolitana, requieren un plan de acción urgente para disminuir su contaminación. Ahora no se trata de un montón de “zombis” manifestándose, es una prueba científica que se debe considerar por el bien de la ciudadanía.
De acuerdo con los datos de IARC, en 2010 se registraron más de 220 mil muertes por ese cáncer asociado a la contaminación ambiental a nivel mundial; también se le ha relacionado con un tipo de cáncer vesicular.
Fuente: La Jornada
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