Mientras que los centros comerciales, los supermercados y la música de cierta cadena de cafés indiquen que ya casi es Navidad — como lo leen, Navidad por todas partes —, señores, estamos pasando por alto una de las tradiciones más mexicanas que tenemos: el Día de Muertos.
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Cada año, en los hogares más tradicionales, se monta un altar para recordar a nuestros muertitos; para recibirlos, recordarlos y consentirlos con sus platillos favoritos, bebidas y dulces típicos de la temporada. Entre los elementos clave en todo altar se encuentra el pan de muerto y, claro, las calaveritas de azúcar.
Pero, ¿cómo surge la tradición de las calaveritas de azúcar? Son una muestra de historia, la unión entre las culturas prehispánicas y la española.
Antes de la conquista, los antiguos mexicanos veían a la muerte como el fin de una etapa de vida terrenal y el inicio otra, en un nuevo nivel. Para recordarlo, se conservaban cráneos de los sacrificios, para utilizarlos en rituales en alusión a este nuevo ciclo. Se preparaban altares, con hileras de cráneos, personas sacrificadas en honor a los dioses, que eran acompañados por la imagen de Mictlantecuhtli, el señor del inframundo y los muertos.
Con la llegada de los españoles, estas prácticas fueron prohibidas y sustituidas por otras. Así que se funcionó la celebración mexicana de los muertos con el Día de los Fieles Difuntos de los españoles. Gracias al alfeñique, una técnica de confitura a base de azúcar misma que se convierte en una pasta moldeable, se crearon las calaveritas.
En el altar de muertos que nosotros conocemos, se colocan calaveritas, cada una dedicada a alguien de la casa, con su nombre escrito en la frente. Esto para recordar que todos estamos destinados al mismo camino; un paso entre la vida humana y la muerte que lleva a otro nivel.
En la actualidad existe variedades de calaveritas. Las mismas de azúcar tienen distintas decoraciones que, bien, pueden ser papeles de colores, lentejuelas brillantes. Las hay también de amaranto, con confituras y semillas, además de las calaveritas de chocolate, que combinan el amargo, el blanco o con leche.
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Calaveritas de azúcar
- 3/4 de kilo de azúcar blanca
- 1/2 cucharadita de cremor tártaro
- 1/4 de litro de agua
- 2 claras de huevo
- azúcar glass (azúcar flor)
- colores vegetales
- papel de estaño de varios colores
- papel encerado para hacer duyas o cucuruchos para adornar
Utensilios
- moldes en forma de calavera
Ponga al fuego una olla con agua y azúcar; mueva hasta que el azúcar se disuelva. Cuando suelte el hervor, déjalo no más de 12 a 15 minutos. Se la retira del fuego y se bate hasta que cambie su color a blanco. Empiece a rellenar los moldes, para después de unirlos con ligas. Cuando estén llenos, colócalos hacia arriba.
Cuando sienta los moldes tibios y el azúcar del interior haya cuajado, tome los moldes, sumérgelos en agua y sácalos enseguida. Quita las ligas y retira los moldes. Ponga las calaveras a escurrir y secar sobre una charola.
Para el decorado, se hacen las duyas con el papel encerado o bolsas de plástico. Bata las dos claras de huevo, agregue azúcar glass hasta que se forme una pasta suave, agrega unas gotas de limón.
Vierta esta mezcla en 4 o 5 trastes pequeños y a cada uno póngale unas gotas de los colores que quiere usar. Llene cada duya con un color, córtele la punta cuidando que quede una salida pequeña y adorne la calavera junto con los recortes de papel estaño que se desea utilizar.
Calaveritas de amaranto
- 800 mililitros de agua
- 500 gramos de piloncillo
- 2 cucharadas de vinagre
- 400 gramos de amaranto
- lunetas de colores
Utensilios
- moldes en forma de calavera
En cazo de cobre agregar el agua, el vinagre y el piloncillo. Cocina a fuego medio hasta formar una consistencia de caramelo. Retira del fuego.
Agrega el amaranto y mezclar bien. Engrasa los moldes, para evitar que se pegue el amaranto. Rellena los moldes de calaveras. Decora con lunetas para hacer los ojos.
Calaveritas de chocolate
- 500 gramos chocolate blanco u oscuro para repostería.
- 2 claras de huevo
- azúcar glass (azúcar flor)
- colores vegetales
- limón
Utensilios
- moldes en forma de calavera
- bolsas de plástico o duyas
Derrite el chocolate en baño María, moviendo suavemente con una pala de madera. Vacia el chocolate en los moldes y deja secar.
Preparar duyas con bolsa de plástico o cucuruchos con plástico perfectamente limpio. Bate ligeramente las claras de huevo, agrega azúcar glass hasta que se forme una pasta suave y también unas gotas de limón.
Divide la mezcla en varias partes iguales, según el número de colores a utilizar. Llena cada duya o bolsa con un color. Corta la punta cuidando que quede una salida muy pequeña. Decorar las calaveras a gusto.
Fuentes: Mi Morelia | Mundo Postres | Kiwi Limón | A fuego lento
Fotos: J.P. C. (Flickr) / (cc) by-sa | Fernando Messino (Flickr) / (cc) by-nc-sa | Gloria (Flickr) / (cc) by-sa | Todd Mecklem (Flickr) / (cc) by-nc-nd