Muchos solo conocíamos a Siria, a causa del (juego) bachillerato, cuando colocabamos como capital o país a Damasco, cuestión que repetíamos en fruta o color. Pero toda esta ternura infantil está muy lejos de poder reflejarse en el conflicto bélico que hoy se sitúa en las fronteras de esta república del suroeste de Asia, que limita al norte con Turquía, al este con Irak, al sur con Jordania y Palestina, y al oeste con Líbano y el mar Mediterráneo.
Recursos naturales explotados para una minoría
Su posición estratégica y sus recursos naturales, la hacen ser un territorio en disputa de manera permanente y como en la mayoría del mundo, los beneficios de la explotación de estas materias primas se los lleva una escasa minoría. Es por eso que la sublevación por mejores condiciones de vida, recrudeció en 2011, causando una guerra civil entre insurgentes (adolescentes que pintaron un graffiti en 2011) y el gobierno de Bachar al Asad, que ha concentrado el poder tiránicamente desde 1970.
Pese a todo, el ataque en Damasco con armas químicas de parte de terroristas – según fuentes alternativas- criados por el imperio al igual que Bin-Laden, es una excusa que se filmó en el ‘Hollywood’ de Qatar” siendo un montaje que han diseñado las potencias para detonar la guerra. Pero incluso esto nos deja clara sólo la última idea. Obama frente a sirios que matan sirios, introduce a tropas internacionales, también para matar sirios, para darle un mensaje al mundo de que no se deben matar sirios.
La falta de lógica de este imperativo nos lleva más allá. A los recursos de Siria.
Como ya deben intuir, es la extracción de petróleo la principal actividad en Siria, generando el 76,3% de los ingresos por exportación. Además, explotan el gas natural, el fosfato, el asfalto y la sal. También hay pequeños depósitos de carbón, mineral de hierro, cobre, plomo y oro, en especial en las regiones montañosas.
Contaminación y miseria
A pesar de esto, el país crece a tasas del orden del 2% y sus comunidades y ecosistema sufren fuertemente de las extenalidades negativas a causa de los residuos derivados del proceso de refino que han contaminado las cuencas de los ríos Éufrates, Orontes y Barrada. Las aguas residuales provenientes de los centros urbanos están degradando además las fuentes de agua dulce de Siria.
Esto, como era de esperar, ha debilitado la actividad agrícola, ya que los suelos se encuentran degradados a causa de que los campesinos no incorporaban la rotación de cultivos, la sequía y la contaminación. Todo esto, sumado a que la producción está a cargo de grandes intereses, principalmente árabes y por consiguiente, norteamericanos, toda actividad desempeñada artesanalmente para la subsistencia, ha desaparecido.
La Guerra Institucionalizada
La primavera árabe llegó para quedarse, pero lamentablemente lejos de conseguir que el pueblo recuperara su dignidad y armonía con la naturaleza, instigó a que las potencias se entrometieran con su imperativo de “paz”, que ya conocemos, no da los resultados esperados y sólo sirve para que el botín, que no son otra cosa que los recursos estratégicos, se lo dividan entre las clásicas potencias que lideran los organismos internacionales.
Luego de que la Casa Blanca aprobara el ataque y que Arabia Saudita y Qatar se ofrecieran para financiar la operación, nos encontramos ad portas de una guerra institucionalizada, donde la tecnología mostrará su peor cara y la crisis del combustible, el agua y los alimentos hará mella en una de las zonas más antiguas del planeta.
Acá una infografía de cómo se pronostica el ataque, que echará mano a la siempre lucrativa industria armamentista que justamente tienen a cargo Estados Unidos e Israel, los mismos que se encuentran detrás de la “misión humanitaria”:
Fuente: Seis claves para entender qué pasa en Siria (Publimetro)
Which NATO Weapons Could Strike Syria? [Infographic] (Popsci)
Siria (Arabespanol)
