A pesar de sus diversos nombres, es un melocotón que crece en los árboles de la familia de las sapindáceas que se localizan en América Central, donde se vende abundantemente, creando un mercado artesanal que lamentablemente reporta varias muertes al año, dado a que para sacarlos se debe trepar a varios metros de altura.
Pese a todo, tiene un lado amable muy ventajoso para quienes lo consumen. Su aporte nutricional destaca por ser rico en hierro (0,93mg por 100g) y fósforo (50,4mg por 100g) y reporta contenidos de vitaminas B1, B3, B6 y B12, así como minerales, aminoácidos y ácidos grasos insaturados como oleico, linoleico en cantidades considerables.
La cultura médica popular indica que sirve para desparasitar, que su hoja cura el nerviosismo y la fiebre; en gárgaras acaba con las infecciones de garganta. También se utiliza para combatir la diarrea, para contrarrestar los efectos del tabaco e “impide la proliferación de las bacterias y de los virus, debido a que la vitamina C activa el sistema inmunológico”, según el nutricionista Ramiro Gonzales Yaksic.
Todas estas propiedades lo harían anticancerígeno, al igual que estos otros 11 alimentos que prometen la misma facultad. Sin embargo, hasta ahora la Food Drug Administration reconoce sólo al brócoli como un vegetal que previene del cáncer de forma natural.
Además de todas estas propiedades, las personas lo utilizan para matar pulgas y ahuyentan murciélagos. La verdad es que solo una vez he tomado su jugo y es bastante penetrante por su textura lechosa y su sabor agridulce.