No puedo pensar en un platillo más universal que el sándwich. Ya sea un clásico emparedado de pan de caja, o una variación local como bocadillos españoles o tortas mexicanas, cada país tiene su costumbre de envolver entre panes. Considerando que no existieron cubiertos hasta la Edad Media, es posible que haya cientos de precursores del sándwich. Sin embargo, la popularización del término, que incluso se ha castellanizado, y su incorporación en nuestra vida diaria, tiene una historia particular.
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Todo comenzó con un juego de cartas. Algunos dicen que fue en Aquisgrán mientras hacia negociaciones diplomáticas, cuando el conde John Montagu de Sándwich, sucumbió a horas y horas de juego. Sus sirvientes estaban preocupados de que no comiera y le llevaban carne entre dos panes. Otros narradores del siglo XVIII, mencionan que era en su hogar en Gran Bretaña, donde Montagu llevaba a cabo maratones de 24 horas sin dejar de jugar. El conde era tan adicto al juego, que ordenaba su comida entre dos panes para no tener que pararse de la mesa. El propio John Montagu conde de Sándwich, admitió que su mayor legado a la historia fue el emparedado.
Este práctico platillo pronto se volvió popular entre los aristócratas ingléses, llamándolo “sándwich” por ser el nombre de la provincia del conde. El emparedado se copio a lo largo de las tabernas de Inglaterra, y para 1773 ya tenía su aparición en un recetario. Poco a poco se difundió en otros países europeos, como España y Francia.
El sándwich comenzó a aparecer en recetarios de Estados Unidos hasta el siglo XIX. Con la Guerra Civil, se extendió su uso en cada estrato de la sociedad norteamericana. A partir de ese momento y hasta la actualidad, la cultura gastronómica de Estados Unidos, ha explotado al sándwich en todo su esplendor. Desde clásicos como el club sándwich o el Reuben, hasta exageraciones culinarias como el favorito de Elvis: mantequilla de maní con plátano.
Gracias a la revolución industrial, el sándwich fue aceptado mundialmente. Los horarios en las fábricas, la dificultad de comer y cocinar en casa, convirtieron al emparedado en la opción más práctica. Además el pan era barato y saciador, y con la comercialización del pan de caja rebanado, ya ni siquiera había que cortarlo. Un sándwich cubre las necesidades de rapidez, y saciedad, incluso hasta nuestros días.
Elegir una receta para un sándwich es una gran paradoja. Es el platillo “más sencillo”, y al mismo tiempo tienes miles de variaciones. Para no limitar su experiencia con los emparedados, les dejó la invitación a seleccionar dos pedazos de su pan de preferencia y comenzar a experimentar con los ingredientes que encuentren. Mis preferidos son el grilled cheese o la combinación de mostaza, manzana y queso camembert. En fin, si existen emparedados con hot cakes (pancakes), las posibilidades son infinitas.
Fuente: The History of Kitchen