En Mongolia fue descubierto un fósil de más de 165 millones de años de Megaconus: un proto-mamífero, que nos permite entender mejor la evolución desde esos tiempos hasta nuestros días.
El fósil tiene rasgos típicos de mamíferos, como pelo y piel suave, además de ser del tamaño aproximado de una rata. El Megaconus es uno de los fósiles mejor conservados de los mammaliaformes, parientes extintos de los mamíferos modernos.
“Por fin tenemos una idea de lo que puede ser la condición ancestral de todos los mamíferos después de ver lo que se conserva del Megaconus. Este fósil nos ha permitido juntar datos hasta ahora mal entendidos de la transición crítica a los mamíferos modernos desde sus antepasados pre-mamíferos”, comenta Zhe-Xi Luo, profesor de Biología de Organismos y Anatomía en la Universidad de Chicago.
Los Megaconus convivieron con los dinosaurios emplumados de la era jurásica, unos 100 millones de años antes de que el Tiranosaurio Rex dominara la tierra con su gran quijada y sus cortos brazos.
Los científicos creen que el Megaconus era omnívoro, ya que posee características dentales claramente típicas de los mamíferos y también articulación mandibular. Sus molares estaban diseñados para masticar plantas, y sus dientes le permitían comer insectos e incluso algunos otros mamíferos pequeños.
El Megaconus muestra muchas adaptaciones de los mamíferos modernos. Según los científicos, las tres grandes ramas de los mamíferos modernos son todos sobrevivientes de los accidentes que sufrieron los individuos de otros muchos linajes de mammaliaform que acabaron pereciendo y extinguiéndose.