Ya son millones los agricultores a nivel mundial que le han dado la guerra a Monsanto. Si bien algunos han ganado juicios, como el agricultor de Lyon (Francia), la mayoría de quienes osan ir contra la multinacional queda la deriva en una lucha donde Monsanto tiene todas las de ganar.
La mejor forma de enfrentar a la empresa es que se unan fuerzas y eso justamente los que 5 millones de agricultores de soja brasileros hicieron en junio del año pasado al interponer una demanda que podría costar a la empresa de semillas transgénicas unos USD$ 7700 millones.
Esta vez la demanda no apela los problemas de la salud que han relacionado por los pesticidas de la compañía, sino que es un grito desesperado de agricultores que perdieron o están a punto de perder sus fincas por adeudar a Monsanto el pago de las regalías que estos obligan a cancelar por el uso de sus semillas, aunque no las hayan comprado directamente.
Ya es bien conocida la táctica sucia de Monsanto de introducir semillas transgénicas en varias empresas distribuidoras de semillas. De esta forma la empresa ha adquirido el monopolio mundial de semillas transgénicas y luego cobra patentes a todos los que las utilices, dándose muchos casos en que los campesinos ignoraban que sus plantaciones eran transgénicas.
En Estados Unidos muchos trabajadores de la tierra lo perdieron todo por el pago de estas “regalías” que a todas luces son ridículas. Es por esto que en varios países del mundo se ha prohibido la entrada de Monsanto, aunque estos se las han arreglado para distribuir sus productos a través de otras empresas de semillas más pequeñas. En Brasil, segundo cultivador mundial de GMO, los agricultores no quieren terminar como los estadounidenses y por eso tomaron cartas en el asunto y acudieron a los tribunales.
El pilar fundamental de la demanda se base en que Monsanto solo debe cobrar por las semillas que vende, pero no cobrar “regalías” por las plantaciones posteriores ya que esta practica es abusivo y absurda.
La abogada de los agricultores, Jane Berwanger, ha señalado en varias entrevistas que:
“A Monsanto se le paga cuando vende las semillas. La ley otorga a los productores el derecho a multiplicar las semillas que compran, y en ninguna parte del mundo existe la obligación de pagar (otra vez). Los productores están efectivamente pagando un impuesto privado sobre la producción“.
Aun no se dictamina un veredicto y es que hay mucha información por clasificar, por ahora solo queda esperar aunque Es imperativo que los países del mundo apoyen la demanda campesina, para que no tengamos que lamentar otro “Genocidio GM”, nombre que se le dio al suicidio masivo de 17.683 agricultores de la India, que se quitaron la vida ante la desesperación de que sus cosechas Monsanto estaban malas y que además debían pagar regalías en medio de una fuerte crisis económica que afectaba a su país, algunos de estos campesinos utilizaron los propios pesticidas proporcionados por la empresa para suicidarse.
Link:
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Fuente: 5 Million Farmers Sue Monsanto for $7.7 Billion (InfoWars)