El consumo con fines gastronómicos de crustáceos como gambas, cangrejos y camarones deja como saldo a millones de toneladas de caparazones que son botadas a la basura. Sin embargo, en China ya descubrieron como darles un nuevo uso y esta idea les está resultando de maravilla.
Resulta que a los caparazones se les puede extraer un polímero llamado quitosano que sirve para crear bioplástico, un material muy útil para la fabricación de envoltorios, gasas o filtros, entre otros objetos. Con este tipo de reciclaje se puede evitar fabricar el plástico tradicional, que es más contaminante, y que además dejan muchas emisiones al momento de ser faenado.
En Europa miran con muy buenos ojos el provecho que los asiáticos le están sacando a millones de toneladas de caparazones, pero tienen un problema para imitarlos pues sus especies tienen mucho más cal en su caparazón, lo que hace que el proceso sea más complicado y costoso. Por esto se creo un proyecto llamado ChiBio que ya busca solución a este problema.
ChiBio creará una refinería que procese la quintia y la convierta en un químico fino. El objetivo es que el resultado sea un biopolímero de alto rendimiento y eficiencia atómica. También quieren rescatar los residuos de biomasa para generar energía biogas.
Aunque ChiBio aun es un proyecto (de 3 millones de dólares), todo indica que va viento en popa. Especialmente porque el plan tiene una muy buena base, pues está a cargo de BioCat de Straubing (Alemania), perteneciente al Instituto Fraunhofer de Ingeniería Interfacial y Biotecnología (IGB).
Por otro lado, muchos animalistas creen que esta iniciativa no es tan verde, ya que a su juicio los crustáceos sufren al ser asesinados y su consumo suele ser más bien un derroche de lujo que parte básica de la alimentación
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Fuente: Bioplásticos con caparazones de gambas (Asipla)
