No solamente las trazas de ADN del reino animal en el vegetal son las que preocupan a los ciudadanos, que al no tener información en el etiquetado de GMO, temen estar comiendo cualquier cosa, menos lo que parece. Hay otros factores anexos que producen un fuerte debate: La soberanía alimentaria y la biodiversidad reducidas por la fuerte irrupción del mercado agrotóxico.
PUBLICIDAD
En esto se enmarca la privatización de la semilla por transnacionales que hacen que miles de campesinos sean obreros de grandes corporaciones; la pérdida de semillas nativas; la hibridación artificial que no permite que las plantas se proyecten en nuevas generaciones sin mermar su calidad; los herbicidas tóxicos que afectan la salud de temporeros, animales, hábitats y consumidores y por supuesto, que todo este alimento modificado genéticamente cause daños a la salud, creando un circuito de incertidumbre.
A pesar de todo esto, el futuro de la comida sigue siendo transgénico. Hoy parece haber una nueva razón, amparada en un criterio no solo de sustentabilidad sino también de trato ético con los animales de ganado. Su patrocinador, nada menos que Bill Gates quien plantea la generación de semillas con sabor a carne (¿de manera transgénica? Me quedan algunas dudas sobre aquello).
De esta manera se reduciría el mercado de las vaquitas, pollitos, cerditos, pavitos y el enorme gasto hídrico que implica su faena, la que se ha duplicado en los últimos 20 años, y se espera que se duplique de nuevo en 2050.
El costo de producción de un hamburguesa es demasiado alto en términos medio ambientales con una gran huella de carbono en la cadena de producción. Y sólo un bistec de 300 gramos provocó un gasto de 4 mil 500 litros de agua.
Cuando tenemos estos antecedentes, la idea de Gates puede ser bastante seductora. Soja con gusto a pollo o a ternera tomando en cuenta que es una rica fuente de proteínas son una solución ideal ante un problema que se acrecienta a medida que pasa el tiempo.
¿Qué opinas? Acá el video promocionado por el canal The Gates Notes
Fuente: Food scientists are developing plant-based alternatives to meat that are produced more sustainably (PSFK)