No sólo el oxazepam derramado en los ríos droga a los peces, sino que el problema de la contaminación de las aguas por medicamentos alcanza proporciones alarmantes con el comportamiento errático de los camarones, quienes bajo los efectos del prozac se han vuelto presa fácil para sus predadores. Diversos especialistas han comenzado a realizar estudios sobre el impacto de de esta problemático sobre diferentes especies.
La historia de los camarones suicidas es muy similar a la de los peces drogrados con oxazepam. Los diferentes compuestos llegan a los afluentes luego de haber sido depuestos por sus consumidores y que después de transformarse en agua residuales aún conservan algunos de sus ingredientes más tóxicos. En este caso la sustancia que sobrevive es la fluoxetina.
Por más irónico que suene, uno de los efectos secundarios de los antidepresivos son el desarrollo de tendencias suicidas. Los camarones por supuesto no son humanos y por tanto no tienen el mismo efecto. Lo que les sucede, según estudios del dr. Alex Ford, es que la fluoxetina hace que sus cerebros sean más sensibles a la serototina, lo que los mueve a ir hacia espacios con más luz, por lo tanto “este comportamiento los hace tener más probabilidades de ser devorados por un depredador, ya sean peces o aves”, explicó Ford.
Esta es sólo una pequeña muestra de los efectos que tienen los medicamentos sobre algunas especies, el problema radica en que éstos no son completamente metabolizados por nuestros cuerpos y esto afecta de manera radical el comportamiento de la fauna marina y quien sabe si el problema subsista a través de toda la cadena alimentaria.
Por un lado existe una sociedad con alta dependencia a distintas sustancias y por otro un sistema de tratamiento de aguas residuales que no cumple su función a cabalidad, lo cierto es que se tienen que comenzar a tomar cartas en el asunto y concientizar a la población sobre el consumo responsable de medicamentos.
Fuente: Camarones se suicidan luego de ingerir prozac desechado por industria (Pijama Surf)
