¿Sabes que fumas cuando fumas un cigarro de tabaco? Probablemente no y si te gusta demasiado, tampoco te importe. Pero si eres una persona que recién se inicia en el hábito quizás porqué singular motivo -en mi caso fue la ritualización de mi rebeldía en la adolescencia, haciendo “cosas de adulto” y lo que se me viniera en gana con mi cuerpo- y aun no te haces adicto al componente activo del tabaco: la nicotina, puedes enterarte y tomar conciencia de lo que implica.
Se obtienen 200 mg de materia total al fumar un cigarrillo, de los cuales el 85% es de nitrógeno (N2), oxígeno (O2) y dióxido de carbono (CO2); un 8% de materia húmeda particulada, sobre un alquitrán o brea, que es la sustancia aceitosa marrón-amarillenta que mancha los dientes y manos de los fumadores y que expande un penetrante y desagradable olor que impregna el pelo y la ropa de quienes fuman y quienes se encuentran sin fumar en los ambientes contaminados por el humo.
El 7% restante es monóxido de carbono, gas que compite con el oxígeno por la hemoglobina formando la carboxihemoglobina e impidiendo el transporte de oxígeno a nuestras células. También libera otros gases como hidrógeno(H2), argón(Ar), cianuro de hidrógeno HCN.
Y todo esto dejando fuera el tema económico y ecológico del asunto que comienza por el monocultivo de tabaco, la mano de obra barata ya sea de temporeros como manufactureros, huella de carbono del traslado, venta a un alto costo para el bolsillo, mercado negro, niños que venden cigarros en las calles, enfermedades asociadas al vicio costeada por el estado, además de contaminación por el humo y por las colillas dado la escasa mitigación que los fumadores hacen para que su hábito no impacte en el medio ambiente y las personas o animales que se encuentren alrededor.
Wikipedia: Cigarrillo