La tecnología de los paneles fotovoltaicos (o solares) se ha desarrollado a una alta velocidad las últimas décadas, haciéndolos cada vez más eficientes en términos de captación solar y conversión de energía, sin embargo siguen siendo aparatos de gran tamaño que deben cubrir extensas superficies, como techos o patios para generar cantidades considerables de electricidad. Hasta ahora.
La clave de la PSC (Célula Solar de Polímero en inglés) está en que captura los rayos infrarojos de la luz para generar electricidad, y no la luz visible como es el caso de muchos otros paneles. Esto gracias a un plástico “fotoactivo” que convierte la luz infraroja en una corriente eléctrica.
Fabricado en base a la suma de nanotecnología con polímeros, el resultado es una mezcla líquida que se puede hacer a gran escala, bajando los costos de producción y permitiendo ser aplicada a casi cualquier elemento en formato de láminas, o incluso como un spray. Otro paso importante es que con este método se logró reemplazar los tradicionales electrodos de metal opaco utilizados en el pasado, avanzando en materia de transparencia.
“Estos resultados abren el potencial para células solares de polímero visiblemente transparentes como un complemento a la electrónica portátil, ventanas inteligentes, edificios fotovoltaicos integrados y otras aplicaciones” afirma Yang Yang, el líder del estudio de UCLA y director del Centro de Nano Energía Renovable del Instituto de Nanosistemas de California.
Se espera que esta tecnología esté en el mercado en un plazo de 5 años, período en el cual esperan optimizar su desempeño de manera considerable.
Con este tipo de avances tecnológicos, es interesante imaginar lo que se podría lograr en un futuro cercano: Dispositivos móviles que se cargan al sol, autos con ventanas solares, láminas plegables donde enchufarse al aire libre y hasta latas de spray con líquido fotovoltaico transparente para aplicar donde desees.
Fuente: UCLA Transparent Solar Panel Infrared (Gizmag)