Buenas noticias: “la ONU pone en marcha un tratado internacional sobre el mercurio”.
Esta nueva normativa se denominará Convención de Minamata, en recuerdo del desastre allí ocurrido, y llevará por objetivo controlar la contaminación por este metal. Como siempre, la mala noticia es el tiempo de aplicación, ya que los diferentes países deben ratificarla en su propia legislación, pero es un paso decisivo tras años de trabajo en la concienciación del riesgo de la exposición.
La importancia de controlar este contaminante radica en su alta neurotoxicidad. Es muy volátil, y en su forma orgánica (metilmercurio) se acumula en peces, llegando a la cadena alimenticia humana.
Por esta capacidad de bioacumulación y biomagnificación se ha podido detectar mercurio en placenta humana y cordón umbilical, con el riesgo que ello supone para los fetos en desarrollo al encontrarse en una etapa de gran vulnerabilidad de los sistemas, aún en formación. Por ello, en el campo de la investigación biosanitaria y epidemiológica interesa sobremanera conocer tanto la exposición intrauterina como la de los primeros años de vida, pudiendo sus efectos aparecer no sólo al nacimiento, sino a lo largo de toda la vida del individuo.
La mayor ruta de exposición a mercurio en población general es la dieta. En España se han analizado los niveles de varios metales (entre ellos el mercurio) en diferentes alimentos (aquí, aquí y aquí), observándose que a pesar de que los niveles encontrados no superan los máximos tolerables, no se puede descartar cierto riesgo para poblaciones susceptibles o con mayor ingesta de alguno de los alimentos con mayor nivel de metales. Es el caso de la población mediterránea y el consumo de ciertos tipos de pescado. De hecho, ya se ha aconsejado a las embarazadas y niños reducir la ingesta de pescado azul (no así del pescado blanco, necesario por sus ácidos grasos para el correcto desarrollo).
¿Qué efectos puede tener la exposición a mercurio durante el embarazo?
Diversos estudios encuentran que tanto el consumo de un exceso de pescado azul durante la gestación como los niveles de mercurio encontrados en las matrices biológicas analizadas se asocian de manera negativa con el neurodesarrollo infantil en aspectos como el desarrollo psicomotor o el cognitivo, así como en variables antropométricas.
La conclusión es clara: se debe reducir la exposición, especialmente en los más vulnerables. Por ello, la Convención de Minamata es un paso de gigante para un problema en la mayoría de los casos inadvertido.
No obstante, las medidas a tomar no deben ser exclusivamente a largo plazo, como es la reducción de la carga de contaminantes liberados al medio (debido a la persistencia de muchos de ellos, aún tardaremos en observar la disminución de los contaminantes ya presentes), sino de continuar investigando los efectos de exposiciones tempranas que, aunque sean sutiles, conlleven un riesgo para la población general, permitiendo con ello actuar preventivamente, aconsejando actitudes y hábitos para la disminución de la exposición.