La energía nuclear es uno de los temas más controvertidos de este siglo y el siglo pasado. Al principio este tipo de energía venía a ser la solución ideal para terminar con los problemas energéticos, pero luego del desastre de Chernobyl se encendió la luz roja y ya nadie vio con los mismos ojos las centrales nucleares.
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Muchos estudios, investigaciones y testimonios vociferaban las aberrantes consecuencias que las centrales nucleares dejaban en su entorno. También empezaron a circular muchos mitos que asustaban a las personas. Otros siguen defendiendo la energía nuclear con uñas y dientes ya que saben que si esta se sabe manejar bien, es una de las alternativas más convenientes para algunas naciones, pero lamentablemente las fallas humanas no siempre se pueden evitar y mucho menos episodios, ocasionados por la naturaleza como el del tsunami que causo estragos que hasta hoy se sienten en Fukushima, tras esta tragedias varias localidades japonesas comenzaron a efectuar plebiscitos locales para frenar o no frenar las centrales, claro que a nivel país no se ha hecho nada de esto y a pesar de las multitudinarias protestas y la promesa de cerrar todas las plantas, finalmente es la crisis energética la que tiene la última palabra y es posible que se abran más centrales nucleares, aunque con “máxima seguridad” según las autoridades niponas.
¿Quién decide entonces? ¿Las empresas, los gobiernos o los ciudadanos? Lo más lógico es que quienes se benefician con energía nuclear o puedan verse afectados decidan si quieren estas centrales en su ciudad o no, por eso varios gobiernos del mundo han tomado la mejor decisión: hacer plebiscitos sobre esta temática.
Este 27 de enero, Bulgaria realizará su primer plebiscito sobre energía nuclear. En la ocasión se decidirá sobre el proyecto nuclear Belene, que entegaría 2000 MW. El tema ha generado gran discusión entre los búlgaros, ya que por un lado, faltan inversores, se reclama que es el gobierno el que tiene que subsidiar este tipo de proyectos y por otro discuten que la seguridad debería ser lo más importante. En Bulgaria, el último plebiscito se realizó hace 40 años.
En 1990 Italia cerró el último de sus reactores nucleares, luego de que un plebiscito así lo determinara en 1987, un año después del desastre de Chernobyl, cuando los ánimos estaban muy sensibilizados con el tema. Algo similar ocurrió el 2011, pero esta vez para reactivar la energía nuclear. Silvio Berlusconi pretendía cubrir un cuarto de la energía de Italia con centrales nucleares francesas, pero en el plebiscito se demostró que un 94% de los italianos estaba en contra de esta idea. La apuesta del mandatario no fue muy bien pensada, ya que hace pocos meses había ocurrido el desastre de Fukushima.
Suecia decidió terminar con sus centrales nucleares en 1980, cuando un desastre ocurrió en la planta de Tree Mile Island, en esa oportunidad se acordó que para el 2010 ya toda las plantas estarían cerradas, pero justo ese año se decidió revocar la decisión, aunque esta vez no por voto popular.
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Los austriacos votaron en contra de la energía nuclear en el año 1978, eso que la planta nuclear Zwentendrof ya estaba construida, mas nunca pudo iniciar faenas.
Suiza lleva la delantera en materia de plebiscitos nucleares, aunque los resultados de las votaciones han sido variados. En 1979 y 1984 votaron a favor de la energía nuclear. Pero en 1990 decidieron terminar con este tipo de energía y cerrar todas sus plantas antes del 2014. Un nuevo vuelco de opinión ocurrió el 2003, donde rechazaron una propuesta constitucional para prohibir la energía nuclear. Por último, el año pasado realizaron una nueva votación, donde finalmente decidieron no construir más centrales y cerrar la última el 2034, aunque es probable que vuelvan a cambiar mi opinión.
Es de sentido común pensar que son los mismos ciudadanos los que deben decidir si quieren o no una planta nuclear, si bien pueden aprovechar sus beneficios también corren un riesgo y es justo que este no sea impuesto, así debería ser en todo orden de cosas. En todo caso también es verdad que hay equipos expertos que saben mejor que un ciudadano común sobre los verdaderos riesgos y ventajas de los grandes proyectos energéticos. Ellos pueden decidir con mayor conocimiento, pero muchas veces, o la mayoría, hablan en nombre de las grandes empresas. Y la ciudadanía también peca de ignorancia y de dejarse llevar por el sensacionalismo de la prensa o la televisión. En fin, parece que el debate de la energía nuclear tiene para rato.
Links: Encuentran radioactividad en niños de Fukushima
Encargado de limpiar Chernobyl asegura que no se ha aprendido de los errores
Fuente: Plebiscitos sobre energía nuclear en el mundo (Lee Sobre Energía)