Los superárboles se extinguen al igual que los grandes animales del planeta. Muchos de estos árboles alcanzan tamaños gigantescos a lo largo de muchos años, en algunos casos siglos. Definir un superárbol requiere tener en cuenta la especie a la que pertenece y dónde vive. Aún así, se pueden distinguir características comunes a todos los árboles viejos de cualquier especie: enramados complejos y muchas cavidades internas. Estas condiciones los convierten en parte fundamental de los ecosistemas en que están insertos.
Estos árboles centenarios sirven de refugio, en algunas partes, para el 30% de los vertebrados que habitan a su alrededor. Si desaparecieran, muchos animales no tendrían donde vivir. Además, la gran cantidad de carbono que almacenan se liberaría a la atmósfera si mueren. Los superárboles también benefician a los agricultores al desempeñar un papel fundamental en la polinización y distribución de semillas.
Es por esto que la progresiva reducción de estos individuos preocupa a los científicos, en particular la situación en regiones como California, Australia, Costa Rica y Europa. Un caso emblemático es el Parque Nacional de Yosemite en California, Estados Unidos, donde la población de árboles gigantes se ha reducido un 28% entre 1930 y 1990. En las selvas brasileñas la cantidad de árboles de más de 60 centímetros de diámetro se ha reducido a la mitad en las últimas tres décadas. Es claro que no podemos permitirnos el lujo de perder a estos gigantes del planeta.
Fuente: Los superárboles desaparecen (Ecología Verde)