Hace unos días pudimos conocer los trucos de fotografía gastronómica de David Loftus, el fotógrado de Jamie Oliver, gracias a una colaboración que ha firmado con Nikon. Y la verdad que son trucos muy interesantes, marcas a parte, ya que los mismos resultados se pueden conseguir con cualquier buena cámara de cualquier marca.
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El caso es que él destaca algunas características que hacen de la fotografía gastronómica casi una ciencia a parte del resto de fotografía ya que hay que jugar con variables que no se dan en otro tipo. Veamos algunos ejemplos.
Velocidad. Debe ser una fotografía rápida, muy veloz. Lo importante es “mantener el dedo en el disparador para asegurarse de que captura todo el espectáculo de la creación del plato, contando una historia con la comida, y sobre todo, haciendo que los platos tengan un aspecto muy apetitoso.” En especial teniendo en cuenta que tal vez la vida de un plato, tal y como lo quiere ver el cocinero es desde que lo termina hasta que llega a la mesa. Unos 45 segundos de vida en los que hay que aprovechar a hacer la foto.
Y además da un decálogo para hacer buenas fotos. Así que no te lo pierdas:
- Aproveche la luz ambiente natural para mostrar los ingredientes más frescos.
- Utilice fondos neutros para resaltar la textura de los alimentos.
- Realice un disparo rápido, especialmente cuando trabaje con platos calientes.
- Haga muchos disparos rápidos y capture el caos. ¡Cocinar es un caos!
- Tome fotos de la acción mediante velocidades de obturación lentas para plasmar la energía.
- Ajuste la escena para contar una historia y no tenga miedo de involucrar sus manos.
- Utilice los ajustes de macro para capturar unos primeros planos impresionantes.
- Utilice ingredientes coloridos y platos blanco roto para servirlos.
- Sea creativo. Encuentre un ángulo interesante, incluso si esto significa disparar desde arriba o apoyarse en una olla.
- Adopte el punto de vista del creador. ¡Haga lo mismo antes de comer!
Vía Nikonistas