La asignación de un valor curativo y medicinal a los alimentos, no es algo moderno y actual, ya en los siglos V-IV a.C. el médico griego Hipócrates pensaba que los términos alimento y salud estaban íntimamente ligados. Esta reflexión quedó plasmada en su célebre frase: “que el alimento sea tu medicina y la medicina tu alimento”.
Las primeras noticias sobre los alimentos funcionales aparecen en Asia, de forma específica en el año 1000 (a.C) en China, donde, tradicionalmente, ha existido una larga tradición de atribuir propiedades curativas o terapéuticas a ciertos tipos de alimentos.
Inicialmente, estas tradiciones eran transmitidas de forma oral sin el sustento de un estudio científico paralelo. Con el tiempo, aparece el término “alimento medicinal” (alimento usado para propósito médico) que comienza a ser usado con frecuencia en la literatura de la Dinastía Han cerca del año 100 a.C, y otro término muy similar, “alimentos especiales”, aparece en trabajos médicos en la Dinastía Song cerca del año 1000 de nuestra era.
Origen del concepto “Alimento funcional”
Para comenzar a hablar de “alimentos funcionales” en la era moderna, tenemos que fijarnos en otro país asiático: Japón. Este país, tras la II Guerra Mundial introduce en la población, mermada tras el conflicto, una serie de alimentos con características determinadas que además de nutrirlos mejorasen de forma notable su precario estado de salud.
Tras un largo periodo de investigaciones, resultados y conclusiones, se aprueba a mediado de los años 80 (1984), un primer programa sobre “alimentos funcionales” supervisado por el Ministerio de Educación, Ciencia y Cultura para fomentar el estudio y la investigación de sus propiedades y características en diversas Universidades. Inicialmente este programa se concentró en tres años 1984-1987, realizando, en 1986, el primer foro sobre alimentos funcionales, donde diversos expertos propusieron diferentes métodos para mejorar la salud de la población mediante la aplicación de este tipo de alimentos.
Este primer programa de tres años obtiene un gran éxito y gracias a ello, se amplía durante dos periodos más de tres años, desde al 1988 hasta 1995. Finalmente diremos que en la mitad de estas investigaciones, en 1990, el Ministerio Japonés de Salud y Bienestar emite un decreto, basado en los informes positivos formulados por el Comité de Estudio de los Alimentos Funcionales, donde se aprueban los denominados “Alimentos de Uso Específico para la Salud” conocidos en ingles por sus siglas FOSHU (Foods for Specific Health Use). Este decreto entra en vigor en el año 1991.
Alimentos funcionales en Europa
En Europa, al igual que en Norte América, los primeros estudios en el área de la nutrición estaban basados en las enfermedades por déficit de nutrientes, por lo que no existía un interés especial por este tipo de alimentos.
Posteriormente, a mediados de los años 80 e influenciados por las investigaciones y estudios realizadas por los japoneses, ciertos países europeos comienzan a mostrar cierto interés por esta nueva área de la nutrición. Precisamente en esta época, se crea un proyecto coordinado por el ILSI (International Life Sciences Institute) donde se pretende estudiar todo lo relativo a este tipo de alimentos funcionales.
En abril de 1996 se celebró en Francia la “Primera Conferencia Internacional sobre Perspectivas Este-Oeste de los Alimentos Funcionales” en la que se discutió el estado actual de la ciencia de los alimentos funcionales.
De acuerdo a los resultados y conclusiones obtenidos, se establecieron diferentes áreas donde los alimentos funcionales tendrían una cierta aplicación: crecimiento y desarrollo, metabolismo y utilización de sustancias, defensa antioxidante, prevención y tratamiento de enfermedades o factores de riesgo cardiovascular, fisiología o función del tracto gastrointestinal, comportamiento y funciones psicológicas.
La segunda reunión plenaria tuvo lugar en Helsinki en Julio de 1997, y la tercera en Madrid a finales de 1998. Finalmente no fue hasta 1999 cuando se elaboró el primer documento de consenso sobre conceptos científicos en relación con los alimentos funcionales.
Actualmente se sigue investigando sobre los alimentos funcionales para conseguir una mayor información sobre ellos, sus propiedades y sus efectos positivos sobre las funciones fisiológicas del cuerpo humano. Y estos quedan reflejados en el Reglamento (CE) no 1924/2006 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 20 de diciembre de 2006, relativo a las declaraciones nutricionales y de propiedades saludables en los alimentos, recoge las últimas variaciones legales en este tipo de alimentos funcionales.