El interés por participar activamente en causas ambientales ha ido crecimiento en el último tiempo en Chile y el mundo. Ejemplos emblemáticos de esto son las movilizaciones contra HidroAysén y el proyecto para instalar una termoeléctrica en las cercanías de Punta de Choros. Más recientemente, los habitantes de Coronel se han manifestado contra la ampliación de la central termoeléctrica Bocamina II.
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Si bien, solo un 6% de los encuestados está involucrado activamente en grupos que apoyan asuntos medioambientales, un 55% de los chilenos dice que no lo hace, pero que consideraría unirse a uno. Así lo revela el primer Estudio de Consumo Sustentable, elaborado por el Centro de Sustentabilidad de la Universidad Andrés Bello e IPSOS. Entre los segmentos que más se inclinaron por esta alternativa se encuentran el grupo socioeconómico C2 (61%) y los habitantes de regiones (60%).
Según Alejandro Díaz, sociólogo e investigador del Centro de Sustentabilidad de la Universidad Andrés Bello, estos resultados indican que si bien existe mucha conciencia en materia medioambiental, aún hay poca acción concreta en Chile: “Si uno observa las tendencias en el primer mundo, uno debe concluir que esto es sólo el comienzo y que el resto de este año y en los años siguientes veremos crecer el movimiento medioambiental y la participación ciudadana que convocan”.
Un 69% de los encuestados cree que los esfuerzos individuales en materia medioambiental no valen la pena si el Gobierno y las industrias no toman medidas. Asimismo, solo un 18% cree que el Gobierno está trabajando muy duro para asegurar que tengamos un medioambiente limpio.
A juicio de Alejandro Díaz, estos datos y los de otros sondeos de opinión muestran que la confianza que las personas tienen en las instituciones ha ido en descenso, especialmente hacia el Gobierno, los partidos y las empresas. “Existe la sensación de que como ni el Gobierno, ni el parlamento ni las empresas se ponen las pilas con el tema medioambiental, sólo nos cabe organizarnos entre nosotros para solucionar el problema”, comenta el académico.
Desconfianza hacia las empresas
La encuesta también deja de manifiesto la desconfianza de las personas hacia las empresas al evaluar la publicidad “verde” de sus productos. Un 59% de los encuestados cree que las compañías realizan afirmaciones falsas sobre el real impacto medioambiental de sus productos. Este resultado, indica Marcelo Mena, director del Centro de Sustentabilidad de la U. Andrés Bello, se entiende porque efectivamente las primeras empresas que empezaron con el tema de productos amigables con el medioambiente, utilizaron lo que se conoce como “greenwashing” o vestir todo de verde. “Por ejemplo, el sello verde para los autos, las estufas ecológicas o el ecodiesel, que se vendían como no contaminantes sin serlo. Algo similar pasó con los algunos puntos limpios que enviaban los residuos a vertederos. Esto genera desconfianza”, comenta.
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Lo que se necesita, agrega el doctor en ingeniería, son empresas que cuenten con sellos verdes certificados por instituciones que acrediten que estos productos son amigables con el medioambiente. “Pero hay que reconocer, que actualmente existen empresas que ofrecen una gama de productos más sustentables y hacen esfuerzos reales por disminuir, por ejemplo, su huella de carbono”, asegura Marcelo Mena.
Las empresas más exitosas del mundo, comenta el experto en contaminación, tienen estrategias de sustentabilidad sofisticadas que le permiten disminuir sus costos operativos y aumentar su margen de ganancias: generación de energía renovable, mejoras en la eficiencia de sus flotas vehiculares y en la logística, recambios en sus procesos industriales y disminución del consumo energético y reciclaje, son algunas de las medidas.
Por otro lado, apenas un 36% de los chilenos se identifica como consumidor verde. Este concepto hace referencia a aquellas personas que toman decisiones conscientes que ayudan a proteger el medioambiente Si bien el consumo verde es un fenómeno transversal, curiosamente, los menos identificados con este concepto son los jóvenes de 18 a 24 años (75%) y los adultos jóvenes de 25 a 39 años (73%). En cuanto a los segmentos socioeconómicos, las personas de los segmentos C3, D y E son quienes se consideran menos verdes.
Consumidores informados
Los ciudadanos tienen claro qué son los productos verdes: un 78% de los encuestados dice que sabe cuáles son estos productos. El conocimiento es especialmente alto en los segmentos socioeconómicos ABC 1 y C2, y en las personas mayores de 55 años. Los atributos que las personas más valoran en estos productos son que sean reciclables, biodegradables y que hagan un uso eficiente de la energía.
En esta línea, un 74% de las personas dice estar dispuesto a pagar más por un producto que cuide el medioambiente y cuente con estas características. La mayoría de ellos (63%), accedería a pagar sólo hasta un 10% más del precio original. Quienes están más abiertos a esta posibilidad son el segmento las personas del segmento C3 y aquellos entre 25 y 39 años de edad.
Las personas también se mostraron en su mayoría (70%) dispuestas a pagar más por carne que garantice estar libre de crueldad animal. Esta disposición es transversal en los distintos segmentos socioeconómicos y etarios, pero es más marcada entre las mujeres, alcanzando el 79%. Estos resultados podrían estar influenciados por la crisis ambiental de la planta de crianza de cerdos de Agrosuper en Freirina, que se produjo durante la segunda semana de Mayo, pocas semanas antes de la realización del sondeo.
Pese a esto, un 27% de los entrevistados reconoce que no ha comprado productos verdes. Entre las razones para explicar esta conducta, las personas mencionan la escasa oferta de estos productos (34%), la falta de información al respecto (32%) y la poca credibilidad en los productos “verdes” (32%).
A juicio de Alejandro Díaz, la disposición mayoritaria de los encuestados a pagar más por productos cuidadosos con el medioambiente pese a que ellos perciben una escasa presencia de estos productos, revela que existe una brecha entre oferta y demanda en este mercado.
Sistema de transporte
Al ser consultados sobre el sistema de transportes que elegiría para movilizarse, un pequeño porcentaje agregaría dijo optar por el auto (12%) y transporte público (15%). La gente prefiere caminar (39%) y andar en bicicleta (27%). Marcelo Mena opina que por años en Chile se ha inducido a la demanda automotriz al aumentar la oferta vial. “Si haces más carreteras, la consecuencia son más autos en las calles. Pero eso también se podría aplicar para las bicicletas, es decir, si como sociedad y Estado invertimos más en estacionamiento de bicicleta, ciclo vías y otros incentivos, obviamente en las calles habría más bicicletas que autos”, comenta.
El sector socioeconómico ABC1 en su mayoría prefiere caminar, sin embargo, son lo que más utilizan el auto para trasladarse. Si comparamos los habitantes de Santiago versus regiones, son los capitalinos quienes están dispuestos a dejar el automóvil y montar una bicicleta. “El 5% de la población de las ‘mecas’ del ciclismo como Portland y Holanda, indica el experto, utilizan la bicicleta como medio de transporte. En Santiago bordeamos el 6%. Es decir, tenemos índices de uso de este sistema de transporte altísimos, pero no se declara abiertamente amigable al uso de bicicleta”.
Para esto, agrega el experto de la U. Andrés Bello, habría que aumentar las ciclovías en las principales ciudades del país, sincronizar semáforos solo para bicicletas de manera de incentivar su uso, ya que efectivamente quienes opten por ella llegarían antes a sus trabajos o lugares de estudios, comparado con quienes anden en auto.
Con respecto al tipo de auto que utilizan, los chilenos con mayor poder adquisitivo tienen los autos más ineficientes y que más emiten CO2. Pero en general los chilenos usan autos de consumo de gasolina relativamente bueno. Llama la atención, indica Marcelo Mena, que exista un 21% que utilice autos de bajo consumo, es decir, 15 kilómetros por litro o más.
Incentivando el “Carpooling”
Alrededor del 50% de las personas viaja acompañado en el auto menos de una vez por semana o muy pocas veces al año. Según el experto en sustentabilidad, incluso el 40% que dice hacerlo todos los días, contestó que sí porque considera que ir a dejar a sus hijos al colegio es compartir el auto. En el sector ABC1, casi el 80% no viaja acompañado, a diferencia del C3 que si lo hace.
“En Chile y en especial en Santiago, no existe la cultura de compartir el auto o hacer carpooling”. En Estados Unidos, existen pistas en las carreteras exclusivas para autos con más de una persona, lo mismo en México, lo que motiva a compartir el auto, lo mismo que tener restricción vehicular más permanente. Estas medidas son efectivas, además, para descongestionar las calles de una capital como Santiago, asegura Marcelo Mena. Por ejemplo, en empresas como Fundación Chile, quién comparte el auto tienen derecho a un estacionamiento privilegiado.
Sistemas de calefacción
El último punto abordado por la Encuesta de Consumo Sustentable es sobre qué tipo de estufas contamina más. “Para la mayoría de los encuestados la leña (83%) y el kerosene o parafina convencional (85%) son las que más contaminan. Sin embargo, las de pellet (38%) y el kerosene tipo láser (40%) son percibidas como menos contaminantes, a pesar de que los estudios indican que los niveles de contaminación son similares.
Ficha técnica
El trabajo de campo de la encuesta fue realizado entre el 4 y el 11 de junio de este año y contempló un total de 800 entrevistas a hombres y mujeres mayores de 18 años, habitantes de diversas ciudades del país. La muestra fue seleccionada de entre la población perteneciente al panel Ipsos Chile. El margen de error teórico para el total de la muestra es de +-3,4%, con un nivel de confianza del 95%.