En las alturas de los Andes, en la región de Sierra Piura, los problemas que enfrentan los productores locales de café son claros. Alrededor de 6.600 agricultores trabajan para la Central Piurana de Cafetaleros (Cepicafe), produciendo unas 4.000 toneladas al año del mejor café peruano en parcelas familiares dispersas por las laderas montañosas. Juntos, año tras año, cosechan cerezas arábicas a mano, las que luego se procesan y secan al sol.
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Sin embargo, producto de los cambios en el clima -tema de constante preocupación en la zona- las cosechas se han vuelto impredecibles. El año pasado llovió muy poco en la región y por el contrario, este año algunas partes han sufrido un incremento del 500% en la caída de agua.
Perú está entre las tres naciones que podrían verse más afectadas por el cambio climático, de acuerdo al Tyndall Centre for Climate Research de la Universidad de East Anglia.
En la Sierra de Piura se han realizado muchos esfuerzos para adaptar, a partir de la instalación de un sistema de poleas que se encarga de llevar los sacos de café, la agricultura local a las crecidas de los ríos y evitar que los pueblos de las tierras bajas sean aniquilados por las corrientes.
Un informe de la marca líder del Reino Unido en consumo ético de bebidas calientes, Cafédirect, del cual Cepicafe es proveedor, advierte que debido al cambio climático la producción de arábica es probable que escasee en todo el mundo y provoque el éxodo de los pequeños productores. Cafédirect, empresa que se formó hace 21 años para proteger a los productores de las inclemencias del mercado, encontró un elemento que podría cambiar un poco las reglas del juego: una forma única de participar en el mercado del carbono y así beneficiar a los más pobres en la implementación de estrategias de largo plazo frente a los cambios en el clima.
En la región de Choco, a unos 3.100 metros de altitud, agricultores de subsistencia -parte incas parte españoles- están participando de forma inesperada en el mercado de carbono. En el pueblo se respira la leña que alimenta las estufas y braseros, lo que entrega una idea inicial del grave problema medioambiental de Choco: la deforestación. A medida que el clima cambia, la deforestación exacerba las inundaciones y aumenta el peligro para los agricultores ubicados unos 2.000 metros más abajo.
Wolfgang Weinmann, director de desarrollo estratégico de Cafédirect, dijo que “por supuesto nos acercamos al mercado de carbono con cautela, ya que no posee la mejor de las reputaciones y no teníamos ningún plan determinado”. Los esquemas de créditos de carbono se relacionan mucho más con mercados financieros en búsqueda de dinero rápido que con los pobres y su subsistencia.
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Como Cafédirect ha trabajado con organizaciones locales, se ganó la confianza de los productores locales y gestionó un sistema de viveros con plantas de pino que representan la primera fase de reforestación en la zona. Este podría ser un sistema viable que uniría los pobres con los mercados de carbono. Por cada tonelada de carbono capturado por los árboles recién plantados, la comunidad recibe un crédito de carbono, que más tarde pueden vender en el mercado mundial y así beneficiar a la población.
En la práctica, Cafédirect anima a sus socios a lo largo de la cadena de suministro de café a comprar créditos y ayudar de esta forma al medio ambiente y a los más pobres del planeta.
Fuente: Peru’s coffee growers turn carbon traders to save their farms from climate change (The Guardian)