Así de simple. No es muy raro que si se está encerrado y siendo observado gran parte del día no te den ganas de aparearte, y cuando lo intentes, será tan antinatural e incomodo, que no logrará acometer con el objetivo: la trascendencia. Ya conocimos el no por risible menos triste caso de la tortuga semental, que fracasa en su intento amatorio delante de decenas de ojos curiosos.
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Es uno de los mayores problemas que tienen los animales en cautiverio. Los esfuerzos puestos por la pareja de animales, se suman al de los veterinarios de los zoológicos, u otras instancias de confinamiento, para lograr reproducir la especie.
Tian Tian y Yang Guang, pandas del zoológico de Edimburgo, en Escocia, se los han juntado 5 veces, sin éxito. Tuvieron 36 horas para lograrlo, ya que la hembra panda ovula una vez al año durante este periodo, por lo que se acotan aun más las posibilidades de ser fecundada.
Este escaso lapso, hace que finalmente se opte por inseminación artificial para lograrlo. Al respecto, los expertos explican que los osos panda cuando están en esta fase, compiten por la hembra. Al no haber motivación, el panda no consigue niveles de testosterona adecuados para llevar a cabo una actividad sexual satisfactoria.
La alimentación también les jugaría en contra pues, cuando encuentran una hembra, los osos aumentan sus requerimientos caloricos lo que hace que aumente la testosterona. Con la alimentación dotada por las instituciones, no se respetan esta dieta. Pero también tenemos la posibilidad que en un ambiente natural escasee la comida (Son unos 20 kilos de bambú diarios los que debería consumir un panda para tener éxito).
Hay otros problemas que matan el sexo entre animales en el cautiverio. Por ejemplo cuando recluyen a un solo ejemplar por años, o cuando colocan una pareja del mismo sexo. En el zoológico de de Londres, en el Reino Unido, no se habían percatado de la pareja de cerdos hormigueros, eran un par de hembras, por lo que sería bastante difícil lograr que se aparearan. Estos animales tienen dimorfismo sexual interno por lo que se hace aun más complejo saber a qué sexo pertenecen.
No se qué opinan ustedes, pero me parece bien lamentable esta situación que revela sobre todo falta de ánimo y depresión, ya que la expresión sexual entraña vitalidad y proyección de la especie. Una razón de sobra para comenzar a pensar en la abolición del cautiverio animal, para ser reemplazado por parques de protección de especies.
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Fuente: Las más extrañas prácticas de apareamiento (BBC)