Las aves son capaces de detectar el campo magnético de la Tierra, el cual les da un increíble sentido de dirección. Por extraño que suene, ese sentido de dirección no funciona en la oscuridad.
Esto llevo a que los científicos descubrieran que algunas aves poseen líneas de dirección superpuestas en su visión normal, como si se tratara de una pantalla frente a sus ojos.
De acuerdo a este nuevo modelo, cuando un fotón de la luz del sol es absorbido por una molécula particular del ojo del pájaro, puede gatillar que un electrón sea expulsado de su estado normal hacia un lugar distinto a unos cuantos nanómetros más de distancia.
Hasta que se relaje y vuelva atrás, el electrón crea un campo eléctrico dipolar, que aumenta la visión del ave -por ejemplo alterando colores o brillo.
La alineación de la molécula comparada con el campo magnético de la Tierra controla el tiempo que toma para el electrón en volver a su estado relajado, y así controla la fuerza del efecto sobre la visión del ave.
Hay muchas de estas moléculas repartidas a través de todo el ojo con diferentes orientaciones. Así, a partir de los patrones en la parte superior de su visión, y los cambios en éste a medida que mueve la cabeza, el pájaro sabe donde está el campo magnético del planeta.
Fuente: Some birds have a heads-up display compass (Kotte.org)