Aunque muchos parecen escépticos ante esta posibilidad, un estudio de la La ONU, principalmente a través de la FAO (su organización para la alimentación y la agricultura), prevé que las temperaturas en alza incrementarán la tasa de evaporación de la tierra y el mar y provocando una aceleración del ciclo hidrológico del planeta.
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“En consecuencia, la lluvia aumentará en los trópicos y a latitudes más altas, pero disminuirá en las zonas que tienen ya carácter seco y semiárido y en el interior de los grandes continentes. Será necesario contar con una mayor frecuencia de sequías e inundaciones, y se espera que las zonas del mundo que sufren ya de escasez de agua se vuelvan más secas y calurosas”, manifiesta la investigación.
La frecuencia de sequías promoverá un mayor aprovechamiento del agua subterránea para amortiguar el riesgo para la producción de los agricultores. Esto trae nuevos peligros, más aún si estas napas están a disposición de faenas extractivas de recursos naturales que las han contaminado con residuos tóxicos.
Esta situación podría provocar la migración masiva a las ciudades, donde la gente acostumbrada a la vida rural, termina en la pobreza más absoluta.
Esto lo atribuyen a la falta de consideración de las empresas emisoras de CO2, que no se han concientizado respecto a esta problemática haciendo abuso de la manga ancha que tienen algunos estados con las actividades productivas.
Fuente: El Día Mundial del Agua en el año 2012 (Weare Water.org)