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Barcelona: La falta de ciclovías separa la ciudad

Con la perdida del carril de Vía Augusta, van quedando pocas opciones en Barcelona de una ruta que una las zonas de mar y montaña de manera funcional y segura

El distrito de Sarrià-Sant Gervasi es una de las mayores zonas escolares de Europa. Por eso uno creería que tiene una red de transporte público acorde a sus necesidades, con conexión al resto de la ciudad ágil y constante, sin fallas. Quizás traer ese bus colegial amarillo tan de moda en otras latitudes. La zona, en cambio, se conforma con ferrocarriles y lineas de buses. El tráfico de la ciudad de Barcelona se pensó de Besòs a Llobregat, no de mar a montaña. Es por eso que los barrios de la falda de Collserola tiene más autos y motos por habitante que otras zonas.

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La bicicleta podría ser la solución al transporte urbano en este sector, tanto para llevar a los hijos al colegio como para ir al trabajo. Pero la escasez de vías sementadas para ciclistas, y la constante negación de posibilidad en la planificación vial, hacen cada vez más difícil la implementación de formas de transporte sustentables y a la vez seguras.

Los sectores de El Eixample, Consell de Cent, Diputació, Urgell, Sant Joan, están llenos de ciclistas. Pero intentar llegar pedaleando a la avenida del Tibidabo, la plaza de Alfonso Comín o el paseo Bonanova es imposible. No hay rutas para seguir y se hace necesario usar calles alternativas y mezclarse con vehículos motorizados.

En la ciudad de Barcelona el ayuntamiento incluye una zona “amiga” (llamadas zonas 30) para los ciclistas, donde se ubica gran parte del casco antiguo de Sarrià y Gràcia, y que permite pedalear tranquilamente sin preocuparse del tráfico de la ciudad. Esa es la teoría, pues en la práctica los vehículos pocas veces respetan las vías exclusivas y señales, menos el límite de velocidad de 30 kilómetros por hora.

Estos dos sectores suman algo más de dos kilómetros de vías exclusivas para bicicletas, equivalentes al 1% del total de la ciudad, y eso a pesar de cuentan con 45 de las 400 estaciones de bicing. La nula conexión de los barrios cercanos a la montaña con el resto de Barcelona buscaba su solución en la ciclovia de la Via Augusta, la cual fue suspendida hasta nuevo aviso sin motivo aparente, y que sólo se limitó a unos 400 metros de los 4,7 kilómetros originales. La ciclovia fue sustituida por un trazado pintado en una calle cercana y no se planea la construcción de una vía exclusiva y segregada para las bicicletas.

Con la perdida de la carril de Vía Augusta, van quedando pocas opciones en Barcelona de una ruta que una las zonas de mar y montaña de manera funcional y segura. La ciudad mantendrá alejado al ciclista de la zona alta, floreciendo en El Eixample y paralizandose al llegar a Tibidabo.

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Fuente: Barcelona aleja a los ciclistas de los barrios de montaña (elperiodico.com)

 

 

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