Prácticamente una sentencia de muerte a todos los pueblos cercanos al río Amazonas es la construcción de esta represa hidroeléctrica, ya que inundará 400.000 hectáreas de bosque. Más de 40.000 indígenas tendrán que buscar otro lugar donde vivir. La destrucción del hábitat natural, deforestación y la desaparición de multitud de especies es un hecho.
El polémico proyecto de construcción de una gigantesca planta hidroeléctrica de Belo Monte recibió aprobación el 2 de julio pasado por parte de El Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables (Ibama) luego de un “robusto análisis técnico”.
Otra de las preocupaciones es la gran cantidad de personas que la obra llevará a esa gigante región amazónica. NESA informó que durante el peak de las obras, se espera emplear directamente a 18.700 personas y más de 23.000 indirectamente, sumando 96.000 personas, sumando a las familias, lo que afectará radicalmente la vida en la selva.