Tomando mi tesito con miel luego de una friega de ortiga en las piernas, para predicar con el ejemplo, me puse a navegar hasta las orillas del Ecolaboratorio Ambiental de El País y su columna El reciclaje de las pequeñas cosas, en donde Clemente nos alumbra que los papelitos, las tapas de bebida, los clips, y la menudencia que se apretuja en el fondo del cajón como pelusa en el ombligo, no son reciclados por las empresas.
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En España preocupa mucho este asunto. Incluso, las plantas de residuos tienen un separador llamado corriente de Foucault. No sé si será en homenaje al pensador, pero deja entrever lo serio que puede llegar a ser el reciclaje. Mientras que acá en Chile, contamos con bien pocas experiencias: Los puntos limpios, y esas enormes cosas verdes con un huemul invitando a echar el botellón de 120 vacío, o esos vestigios no retornables que en algo ayudan a recordar lo que hiciste la noche pasada.
Sin embargo, cabe la duda si los vertederos y los acopios de basura, someten a proceso estos elementos reciclados, ya que existen muy pocos para este fin. Y por supuesto, nos hace preguntarnos, si en algún momento veremos recalar la tecnología a este negocio (malo a todas luces porque reciclando es como mejor se pueden obtener ganancias) que nos escandaliza por su falta de regulación.
¿Qué piensas tú del tema de la basura?