El gran problema de los japoneses es que es muy difícil que dejen de comercializarse productos contaminados, como la leche, aunque el gobierno está haciendo lo que puede. Uno de los principales programas que se están realizando es la medición de índices de radioactividad de todos los más de dos millones de personas residentes en la prefectura de Fukushima, plan que durará 30 años y en el que se gastarán más de 100mil millones de yenes.