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La vida en comunidad va más allá de compartir con tu hermano, propone responsabilidades con el medio que te rodea. Es este principio que mueve a los integrantes del Refugio del Guerrero, ubicada en la localidad El Toyo, Cajón del Maipo.
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La comunidad se forma a fines del año 2007 con la celebración del encuentro Arcoíris — evento que se realiza en distintos lugares del mundo reuniendo a misioneros de la paz —. Desde entonces que se creó el asentamiento para su posteridad en el tiempo.
Se establecieron con un sencillo tipi y hoy día ya cuentan con un refugio hecho con materiales reciclados como botellas de plástico y vidrio, tetra pak, madera y barro entre otros. Han conseguido aquellos materiales de construcción mediante donaciones de terceros, traídos a pulso a través de los cerros ya que no existe acceso a vehículos. Recolectando cajas de tetra pak, botellas y colocando basura dentro de ellas, realizan la cuidadosa labor de limpiar el río y sus alrededores, fuente que emana vida en el sector. Actualmente, están en medio de la construcción de un segundo refugio y han implementado una cocina lorena que disminuye el impacto en el bosque al utilizar menos leña.
Han desarrollado cultivos orgánicos bajo el principio de la permacultura, creando diversidad en el huerto y entregando nutrientes a la tierra mediante compost y leguminosas entre otras. También por el mero acto de arrojar semillas están en crecimiento diversos árboles frutales. Hace algunos meses terminaron un invernadero para futuros cultivos en época invernal. Su objetivo es lograr completa autonomía y auto sustento alimenticio.
Otra iniciativa que cabe mencionar es la demarcación de senderos transitables para evitar el daño al sotobosque. Estos senderos, que son prácticamente dos, llevan a la gente que visita el lugar a través del entramado de cerros, encontrándose con carteles que invitan a responsabilizarse por la basura que llegue a generarse.
La comunidad está en pleno crecimiento y desarrollo, invitando a todo aquel que quiera aprender y aportar con conocimientos y amor, integrando una experiencia que revitaliza al espíritu y genera consciencia por nuestro planeta. Sus expectativas para el lugar no tienen fecha de vencimiento, siempre hay nuevos proyectos y nuevos hermanos a quien acoger.
