Esta semana, en nuestra columna de cine verde, quiero hablar de Wall-E. Puede parecerles que no es una cinta ecológica, porque no muestra nada “verde”, ni siquiera hay plantas en el lugar donde transcurre la historia, la tierra. Pero por eso mismo considero que es un filme que debería estar en VV, porque habla de la inconsciencia del hombre y cómo eso puede perjudicar el medio ambiente. Pixar, los creadores de la película, hacen una clara denuncia al maltrato de la naturaleza.
Wall-E, el protagonista, es un robot que trabaja recogiendo y ordenando la basura que dejaron los humanos en la tierra. Nuestro planeta se ha convertido en un lugar lleno de desechos que está absolutamente desalojado, no queda ningún ser vivo. Los hombres se fueron a vivir a otro lugar porque no aguantan la contaminación, y por supuesto no queda ninguna planta.
La vida del pequeño robot es absolutamente monótona hasta que llega EVA, un robot mucho más sofisticado que envían los humanos desde su estación espacial, para verificar si queda algún signo de vida natural. Su nombre (EVE en inglés) es claramente una referencia a Eva, la primera mujer que dio vida en la tierra, según los créditos.
El director, Andrew Stanton, muestra también el deplorable estado al que puede llegar el hombre cuando todo lo hacen las máquinas. Los humanos en Wall-E, no se pueden levantar de sus sillas y aprietan botones para todos sus requerimientos.
La película a penas tiene diálogos, en la primera media hora nadie habla y a pesar de eso, se entiende completamente. Sobre todo porque EVA y Wall-E son robots humanizados por Pixar que se convierten en seres entrañables. Ganó 45 premios, entre ellos, un Oscar a la Mejor Película de Animación (2008).
La historia transcurre en unos 800 años más, un futuro muy lejano, pero un futuro al final si es que no hacemos algo por impedirlo.