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La historia humana señala un nuevo nivel de complejidad en la Tierra, así como lo fue en su época la aparición de: las primeras estrellas, la vida sobre la Tierra y los organismo pluricelulares. Estas entidades complejas son más escasas que las menos complejas, más frágiles y, a su vez, tienen que administrar flujos de engría más densos. Esto nos ha hecho extraer del medio muchísima más energía de la que necesitamos para alimentarnos y reproducirnos.
Los humanos, al actuar juntos, han aprendido a manejar flujos de energía crecientes. Aunque las espectaculares consecuencias de estos cambios sólo han podido apreciarse en los dos últimos siglos, sus raíces se encuentran en el Paleolítico o ‘Era de la industria Lítica’.
Los humanos han aprendido a extraer del medio más energía de la que necesitan para sobrevivir y reproducirse. Han puesto de manifiesto una capacidad totalmente desconocida para las ‘Innovaciones Ecológicas’. Desde el principio de la historia humana las habilidades como la administración del fuego han aumentado la cantidad de energía disponible por individuo. En los últimos 10.000 años, la agricultura ha aumentado la energía alimentaria que los humanos pueden extraer de una área dada, mientras que la domesticación de los herbívoros en los últimos 6.000 años, ha aumentado también la energía disponible para la fuerza de tracción.
Casi la totalidad de las reservas de Hidrocarburos se formaron en el período carbonífero, hace unos 360 millones de años. El empleo de los combustibles fósiles en tan sólo los dos últimos siglos, ha multiplicado el uso de la energía por individuo, pero también ha casi agotado este recurso.
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Como la cantidad total de humanos ha aumentado igualmente, la cantidad total de energía que necesita nuestra especie se ha multiplicado por lo menos en 50.000. Para estar bajo el dominio de una sola especie, es una cantidad energía impresionante y contribuye a explicar por qué nuestra especie ha influido tanto en la biosfera.
Una forma eficaz de medir esta influencia, es calcular que parte de la energía solar aportada a la biosfera es absorbida o capturada por la especie humana.
Se llama productividad primaria neta (PPN) a la parte de la energía solar que entra a la cadena alimentaria a través de la fotosíntesis y se convierte en materia vegetal. Esta materia, a su vez, alimenta a muchísimos organismos. Así el PPN puede utilizarse como muestra aproximada de los ‘ingresos’ energéticos de la biosfera. de esta forma se puede concluir que, entre los muchos millones de especies que han existido sobre la faz de la tierra sólo una, el Homo Sapiens, se queda hoy con una cuarta parte de todos los derivados de la fotosínetsis.