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Sara Matthews: “El vino jamás va a pasar de moda”

La fotógrafa estadounidense celebra sus 30 años de trayectoria con la exposición “Eye on Wine”, en Santiago de Chile.

Sara Matthews, fotógrafa estadounidense de viñedos con más de 30 años de trayectoria, inauguró la exposición “Eye on wine”, en Santiago. La muestra que recopila su trabajo en diferentes países incluido Chile y estará disponible hasta el 15 de diciembre en la Sala de Arte CCU.

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Sara Matthews es arquitecta, durante cuatro años se desempeñó como decoradora de interiores de bancos e importantes empresas en Nueva York. Su esposo, Thomas Matthews, fue a Francia en 1979 a cosechar uvas y en cuanto volvió la convenció de volver a registrar el proceso, pues comenzaba a extinguirse esta práctica manual y estaba siendo reemplazada por máquinas.

Ahorraron dinero y se mudaron en 1986 al pueblito de Ruch, en Burdeos, Francia, en donde se asentaron por alrededor de un año y medio. Desde entonces ha publicado 7 libros y ha expuesto en todo el mundo.

Al principio, su carrera se centraba en documentar el trabajo en los viñedos y bodegas, pero con el tiempo comenzó a adquirir mayor conocimientos sobre el tema y a desarrollar su propia forma de observar el vino.

Esta fotógrafa busca la capturar el ambiente del vino, a través de la luz perfecta y colores intensos. Se preocupa de la belleza de los elementos en la cadena de producción de este brebaje, la cosecha, el clima y la conservación de esta bebida. Conversamos con ella  acerca de su obra, el panorama del vino en general y las últimas tendencias.

-¿Cómo fue dejar la gran ciudad? ¿Qué te motivó a desarrollar este trabajo?

SM: Fue un gran cambio, en Nueva York yo trabajaba como diseñadora para grandes firmas. Tom ya había estado en Francia, cuando viajó por primera vez vio cómo las antiguas tradiciones familiares de tomar las uvas de la parra se estaban acabando porque todos estaban obteniendo máquinas cosecheras modernas. Entonces, quisimos capturar lo antiguo y la transición a lo nuevo. Encontramos un lugar al lado de la iglesia de la villa y en el tiempo que estuvimos allá conocimos a casi todos los habitantes que eran alrededor de 500 personas. Eso fue lo que me motivó.

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-Como fotógrafa ¿de qué manera organizas tu trabajo en las viñas que visitas?

SM: Tengo una organización muy estructurada, todo tiene que ver con la luz. Empezamos antes del amanecer y la idea es capturar la luz desde temprano. Hacemos fotos panorámicas, o de grandes paisajes, generalmente vamos al lugar más alto de la propiedad, o usamos un dron, para tener toda la perspectiva. Cuando tenemos menos luz, vamos a donde la gente que está cosechando y les tomamos fotos a ellos. Después hacemos fotos de los exteriores de los edificios, de la arquitectura, hacemos retratos a las personas que trabajan ahí. Mi regla es tomar fotos en el exterior solo cuando mi sombra es más grande que yo, lo que quiere decir que cuando el sol es más bajo la luz es más bella y la sombra es más interesante. Cuando mi sombra se vuelve muy pequeña, entramos. Sacamos fotos afuera primero y si hay demasiada luz nos vamos a dentro y ahí hacemos fotos de la viña al interior. Cuando la luz está buena de nuevo, volvemos al exterior y generalmente  trabajamos hasta el atardecer.

-¿Cuál es la viña más mística o mágica que has conocido?

SM: Yo creo que cada lugar tiene una historia especial, pero he sentido cosas diferentes en todos los lugares. Cuando estuve en la Viña Emiliana, acá en Chile, que es biodinámica, después de un par de horas, yo de verdad pude sentir que había una energía natural increíble, era muy potente y me imagino, que debe ser porque no usan pesticidas, no tienen insecticidas, es un lugar vivo, hay insectos, pájaros, animales. También hay un lugar en que estoy trabajando en Toscana, Italia, en que decidieron recibir a todos los animales que llegaban y tienen un lugar para preservarlos. En esa reserva tienen muchos animales, entre ellos zorrillos y ciervos, de todo,  yo creo que el perfume de los animales se mezcla con los viñedos y ese lugar la naturaleza se impone. Las personas de esa viña no estaban promoviendo eso como un aspecto característico del lugar y yo les aconsejé que hablaran de eso porque esa viña es fantástica por la naturaleza.

SM: Si tienes un lugar en que la tecnología está ayudando para que tu vino sea mejor, es genial. La mayoría de las viñas con las que trabajo son de muy alta calidad y tienen las mejores tecnologías. Por ejemplo, en Bodega Catena, en Mendoza, Argentina, tienen el Instituto Catena y estudian la microbiología del suelo, la composición de la tierra, en específico, las bacterias  y los hongos en la tierra. Ellos tienen la viña Adriana en Tupungato, en donde se produce una mezcla muy específica entre las bacterias y el suelo y están estudiando si esta característica influye en los sabores del vino y creen que sí. Hay una generación de catadores que están más interesados en la teoría detrás del vino, que en el sabor, ellos creen en una viña pequeña, quieren beber vino de una región de la que nunca hayan escuchado, quieren probar una uva que nadie nunca haya probado, que haya empezado hace poco a hacer vino, con una uva de la que nunca se hizo vino antes. Yo creo que quizás esos vinos pueden ser deliciosos, pero muchas veces ellos quieren tomarlo por la filosofía, no porque sea rico o no.

-¿Te parece que lo artesanal en el vino está cobrando fuerza? ¿Seguirá estando de moda el vino?

SM: Si, yo creo que lo artesanal está volviendo a ser tendencia, hay un bebedor de vino que está buscando ese tipo de vino. Cuando yo bebo un vino quiero que tenga un sabor delicioso en el vaso y que vaya bien con la comida. El vino jamás va a pasar de moda, ha estado en nuestra civilización por miles y miles de años, creo que cada vez se está volviendo más popular y la gente se interesa más por estudiarlo.

 

Cuándo: desde el 30 de noviembre hasta el 15 de diciembre

Dónde: Sala de Arte CCU, Av Vitacura 2680, Las Condes, Región Metropolitana

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