Cuando eres una persona ocupada y te la vives en la oficina, tener las cosas preparadas es siempre la clave de supervivencia en todo momento (sobre todo si no quieres gastar demasiado comiendo fuera. Y eso por lo general significa tomar la tarde del domingo para ponerse a cocinar sin parar. Lo cual funciona muy bien, incluso si cocinas para uno, porque siempre puedes congelar lo que no vayas a consumir durante la semana.
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Los únicos platillos para los que esto se vuelve sumamente complicado es para las ensaladas, sino, ¿de dónde vas a obtener tu dosis diaria de fibra? Esta complicación por lo general nos deja con pocas opciones y terminamos comiendo ensaladas sólo los lunes, o ningún día de la semana. O, justo lo que no queríamos, comprándolas por ahí.
Hacer tu ensalada más práctica de llevar a la oficina puede ser muy sencillo, y te tenemos algunos tips:
Busca el recipiente adecuado
Puede ser uno reciclado de vidrio, o uno de plástico libre de BPA. El caso es que selle muy bien, para evitar escurrimientos. Busca que quepan bien en una lonchera, sobre todo si en tu oficina no hay refrigerador, entonces es buena idea usar un empaque de hielo para mantener los contenidos fríos. Siempre son mejores los recipientes rectangulares, ya que darle suficiente espacio a las verduras y vegetales es esencial para prevenir que empiecen los escurrimientos.
Ordena bien las verduras
Uno de los trucos más útiles es ordenar los vegetales en capas. Si vas a usar un recipiente rectangular, hazlo de la siguiente manera:
Comienza siempre por los verdes como lechuga, espinaca, kale, etc. Luego sigue con las frutas y frijoles, seguidos de la proteína como el queso, pollo, pescado, etc. Mantén el aderezo aparte hasta el momento que comas la ensalada.
Para un frasco, puedes comenzar por el aderezo, seguir con vegetales duros como la zanahoria, seguida de los verdes y la proteína. Cuando estés listo para comer, es suficiente con sacudir el frasco para que todo se combine.
Fuente: Popsugar