Ya sea por buscar un estilo de vida más saludable, o disminuir las calorías o simplemente por cuestiones legales, la cerveza sin alcohol entró al mercado discretamente hace unos años y cada vez va tomando más fuerza. Pero parece una dicotomía, ¿cómo una cerveza no va a tener alcohol?
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Bueno, si te interesa saber qué es lo que bebes cuando optas por una cerveza alcohólica, aquí te explicamos cómo se fabrica. Lo primero que hay que saber es que una cerveza sin alcohol son todas aquellas cuya graduación alcohólica es menor de 1% en volumen de alcohol. Y generalmente para elaborarla se utilizan dos tipos de métodos: extraer el alcohol de la cerveza original o un cuidadoso control de la fermentación.
Dentro de la primera opción, hay tres formas que son las más usuales:
La evaporación del alcohol: El alcohol se evapora a 78,4°C en una presión atmosférica normal, pero como una temperatura alta puede afectar la calidad de la cerveza, se varía la presión, para reducir la temperatura de evaporación del alcohol.
La rectificación del alcohol: Este método utiliza los avances tecnológicos en procesos de destilación, recuperación del aroma y vaporización. En síntesis, si bien es un proceso térmico, la cerveza no se ve estresada ni pierde sus características de aroma ni sabor al extraer el alcohol, que se saca evaporado.
La osmosis Inversa: Este es un método que no afecta la calidad de la cerveza, ya sea sus aromas o valor nutricional, ya que no implica el cambio de temperaturas. Aquí se emplea una membrana a través de la cual pasa la cerveza y como se le aplica presión, no deja pasar algunos compuestos por su peso molecular. Ahí se queda el alcohol.
El segundo método que controla el proceso de fermentación se aplica de dos maneras, la primera se la juega por detener la fermentación alcohólica antes de que ocurra en un 100%. Como no todos los azucares fermentan se obtiene una cantidad mínima de alcohol, pero es poco estable. Se debe mantener a determinadas temperaturas para conservarse y debe ser esterilizada químicamente.
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La otra manera es realizar la fermentación a temperaturas que no favorecen el desarrollo de las levaduras, por lo que estas producirán menos alcohol. En este caso, la cerveza presentará menos sabores característicos y puede desarrollar algunos olores no agradables, por algunos compuestos indeseables que se producen.
Fuente: El Gran Catador