Los invitados a la boda real de Meghan Markle y el príncipe Harry sin duda son afortunados, pero los novios quisieron hacer este día muy especial.
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La pareja quiso que sus invitados se fueran no solo con un recuerdo inolvidable sino que también se llevaran detalles para rememorar esta fecha especial.
Cada invitado a la celebración recibió una bolsa de regalo con las iniciales de la pareja y la fecha de la boda.
Dentro de la bolsa hecha de una fibra natural, los invitados recibieron chocolates, galletas y agua para que pudieran estar cómodos durante la larga jornada.
Por si fuera poco, dentro de la bolsa se incluyeron cupones de 20 por ciento de descuento en las tiendas del castillo y un imán donde se lee “Boda de Meghan y Harry”.
Para aquellos invitados que se sintieran cansados de sus zapatos durante la celebración, se obsequiaron pantuflas con el monograma de los novios.
Estos pequeños detalles se suman a una lista de pedidos de los novios para que esta fuera sin duda una ceremonia llena de su personalidad y sentimientos.
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Las flores fueron cuidadosamente seleccionadas por la florista inglesa Philippa Craddock quien utilizó peonías, abedules y por supuesto rosas blancas, las favoritas de Diana.
En el bouquet de Meghan también se incluyeron flores del jardín del Castillo de Kensington destacando una de las favoritas de Lady D llamadas no me olvides, como tributo a la madre de Harry.
El pastel también fue otro detalle que rompió las reglas, para la celebración los novios seleccionaron un pastel de limón elaborado por la famosa pastelera californiana Claire Ptak.
Como cualquier novia tradicional Meghan debía llevar algo prestado y fue nada mas y nada menos una tiara de la abuela de su novio, la reina Isabel II, junto a accesorios de la marca Cartier.
