La famosa Silvia Galván, mejor conocida como “la estilista de las estrellas”, falleció el pasado miércoles 16 de abril tras haber sido diagnosticada con cáncer de estómago a principios de marzo.
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La excolaboradora del programa ‘Hoy’ fue ingresada de emergencia a cirugía debido a un fuerte dolor abdominal, consecuencia de una perforación interna provocada por la enfermedad, la cual ya se encontraba en fase terminal.
En ese momento no se había confirmado públicamente el tipo de cáncer que padecía, pero más tarde, sus hijas Erika y Jessica emitieron un comunicado en redes sociales, asegurando que su madre se encontraba estable.
Posteriormente, el cirujano César Adrián Sepúlveda declaró al medio ABC Noticias que a la estilista se le había diagnosticado cáncer de estómago en etapa avanzada, con una expectativa de vida estimada entre 6 y 12 meses. Sin embargo, recalcó que dicha estimación era incierta por tratarse de una etapa terminal.
Su muerte causó conmoción entre celebridades y figuras del medio artístico, quienes durante años confiaron en su talento y conocimiento para sus cambios de imagen y secretos de belleza.
Silvia Galván no solo fue reconocida por su trabajo con famosos, sino que también fundó una cadena de salones de belleza con el objetivo de acercar al público a los tratamientos y técnicas que enseñaba a su personal. No obstante, los elevados precios generaron polémica en redes sociales, particularmente con una joven influencer.

Mar de Regil y la polémica contra un servicio en un salón de Silvia Galván
Antes de que se conociera públicamente el estado de salud de Silvia, Mar de Regil, hija de Bárbara de Regil, causó revuelo en TikTok al relatar una experiencia negativa en un reconocido salón de belleza.
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La influencer criticó el elevado costo de un simple despunte de cabello, arremetiendo contra el servicio prestado en un salón con buena reputación y vinculado a la cadena fundada por Galván.
De Regil se acercó a pedir informes sobre los cortes de cabello y también de un despunte y el personal le respondió que el costo es de 750 pesos, aunque se le hizo costoso, accedió, pero más adelante todo fue más raro.
La técnica que usaron le pareció extraña, ya que primero le plancharon el cabello, luego procedieron a cortarlo, y al final lo humedecieron para secarlo nuevamente. Al concluir el procedimiento, le cobraron 1,500 pesos, una cifra muy por encima de los 750 pesos que se le habían informado al inicio.
Mar cuestionó si el cobro adicional se debía al secado del cabello, pero nunca obtuvo una explicación clara. Finalmente, terminó pagando 750 pesos extra sin comprender del todo el motivo del aumento.
La historia generó molestia entre sus seguidores, quienes comenzaron a etiquetar a la Profeco para que acudiera al lugar y revisara los presuntos cobros excesivos del establecimiento.