Aunque por mucho tiempo se ha rumorado que Camila Parker siempre deseó convertirse en la reina de Inglaterra tras su romance con Carlos III cuando este aun estaba casado con Lady Di, lo cierto es que nuevos reportes indican que este no era el deseo de la ahora reina consorte.
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La historia de amor entre Parker y el hijo de la reina Isabel II ha sido de los más criticados pero pese a la polémica que significó el romance extramarital, ellos lograron llegar al altar y convertirse en marido y mujer.
Ahora ambos están encargados de dirigir la corona británica al ser los encargados de dar la cara en los distintos eventos reales, incluso, ha sido ella quien lo ha respaldado tras padecer de cáncer, demostrando que estará a su lado en las buenas y en las malas.
Así Camila Parker ha desafiado las reglas de la corona
Camila Parker ha intentado mantenerse a la altura de los compromisos reales pese a la ola de rechazo que ha enfrentado por los seguidores de la fallecida Lady Di, sin embargo, ella ha preferido en los últimos meses alejarse un poco de la vida pública e incluso romper algunas reglas.
Según el nuevo libro del autor Tom Quinn, ‘Yes, Ma’am: The Secret Life of Royal Servants’, la ahora reina suele refutar algunos protocolos reales y hasta ha considerado “alejarse de todo esto”.
Y es que si bien Parker ha intentado mantener su imagen las reglas frías de la corona no van con ella por lo que le ha incomodado incluso los baños programados con precisión hasta zapatos lustrados dispuestos por los asistentes.
El rey Carlos III habría mencionado a Camila que el convertirse en reina lo haría por él ante su negativa de ser imagen de monarquía, pues le tocó ser reina por obligación y no por deseo como se llegó a considerar en muchas oportunidades.
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Las estrictas normas parecen abrumar a la real por lo que se ha opuesto a distintas tradiciones arcaicas, pese a que ha sabido como lidiar con muchas de ellas y asumir su rol. Uno de los errores más llamativos al romper el protocolo se dio en noviembre cuando intentó permitir que su cuñada, la princesa Ana, entrara primero, violando de esta manera la estricta regla real que indica que el monarca o su consorte siempre deben ser los primeros en entrar en una habitación.
Ana quien está al tanto de todas y cada una de las reglas pautadas según la jerarquía real, se limitó a sonreír, negarse y guiar a Camila hacia adelante.