El cine de terror clásico sigue siendo un referente que, a pesar del paso del tiempo, nunca pierde su capacidad de inquietar. Las películas de monstruos, en particular, se mantienen como pilares fundamentales del género, no sólo por el miedo que nos provocan, sino también por su capacidad para explorar los miedos más profundos de la naturaleza humana. En este sentido, Hombre Lobo (Wolf Man), dirigida por Leigh Whannell, trae una versión más actual de uno de los clásicos de Universal pero va más allá de la criatura que acecha en la oscuridad, explorando la lucha interna del protagonista, haciéndolo mucho más cercano y visceral.
La película original se estrenó en 1941 y se convirtió en una de las más emblemáticas dentro del famoso “Universal Monsters” que incluye otras criaturas como Drácula, Frankenstein y La Momia. Esta película introdujo al icónico personaje de Larry Talbot, quien se convierte en un hombre lobo, y ayudó a consolidar la figura del hombre lobo en el cine de terror.
¿De qué va ‘Hombre Lobo’?
La trama de Hombre Lobo sigue a Blake (Christopher Abbott), un hombre cuya vida aparentemente equilibrada se ve trastocada cuando recibe la noticia de la muerte de su padre, con quien había estado distanciado durante años. Junto a su esposa Charlotte (Julia Garner) y su hija Ginger (Matilda Firth), Blake regresa a la casa de su infancia, en medio del bosque de Oregon, con la intención de cerrar un capítulo oscuro de su pasado. Sin embargo, lo que parecía ser una simple visita se convierte en una pesadilla, cuando la familia es atacada por una criatura misteriosa. A partir de ese momento, Blake comenzará a experimentar una “enfermedad” que amenaza con desmoronar su vida y su humanidad.
Lo que distingue a esta versión de Hombre Lobo es cómo va más allá del horror físico y se adentra en la psicología de su protagonista. La película no sólo examina la transformación de Blake en una criatura sobrenatural, sino también cómo el trauma generacional y la culpa heredada juegan un papel crucial en su descenso hacia la monstruosidad. Leigh Whannell, conocido por su trabajo en The Invisible Man, aprovecha su experiencia en el género para construir una atmósfera de tensión constante, mientras explora el lado más humano del horror.
La lucha de un padre y la fortaleza femenina en medio del terror
A diferencia de los clásicos del cine de terror, donde las víctimas suelen ser personajes que se limitan a reaccionar ante el peligro, Hombre Lobo nos presenta a Charlotte y a la pequeña Ginger en el centro de la historia. Lejos de ser meras figuras femeninas secundarias, ellas se revelan como las verdaderas pilares emocionales de la familia, enfrentando la amenaza, y mostrando una fortaleza y determinación que resulta ser uno de los puntos más destacados de la película.
Otra clave en esta versión de Hombre Lobo está en cómo logra profundizar en las relaciones familiares, especialmente en la dinámica entre padre e hija. Blake, atormentado por su transformación, intenta ser el protector de su hija Ginger, pero pronto se da cuenta de que está perdiendo el control sobre sí mismo.
Christopher Abbott logra transmitir la angustia de un hombre atrapado entre la humanidad y la monstruosidad, mientras que Julia Garner ofrece una actuación sólida y matizada como una madre dispuesta a todo para proteger a su hija. Matilda Firth, como Ginger, aporta la vulnerabilidad necesaria para equilibrar el tono sombrío de la película.
¿Vale la pena ver ‘Hombre Lobo’?
Si bien la película puede resultar predecible en algunos aspectos -como es de esperarse en una cinta de terror clásico-, el director consigue darle una nueva vida al concepto, logrando que se sienta fresco, actual y profundamente humano. El aspecto visual de la película se erige como uno de sus mayores logros, destacándose por el uso de efectos prácticos y un diseño del hombre lobo que se aleja de lo convencional (incluso con un enfoque que recuerda a los grandes filmes de horror corporal como La Mosca de Cronenberg). Esta representación no sólo sorprende, sino que resulta profundamente inquietante, llevando al espectador a un estado de incomodidad que se siente aún cuando lo créditos han terminado. La película, producida por Universal Pictures estrena el 23 de enero en cines
