‘Pimpinero, sangre y gasolina’ es otro de los mundos oscuros, esas Colombias desconocidas que cuenta Andy Baiz en su filmografía. Pero esta historia que enmarca una cuasi tragedia griega, con fratricidio incluido en medio del tráfico de gasolina en la frontera con Venezuela tiene a uno de los personajes femeninos más interesantes que se han visto en el cine latinoamericano últimamente: Diana, quien busca justicia y vive horrores, interpretada por una brillante Laura Osma.
La colombiana, que encarna a tantas mujeres sin nombre que han vivido y sufrido violencias y desgarros en todo el continente, brilla en esta película que Prime Video Latam estrena este 22 de noviembre.
Nueva Mujer habló con ella sobre su personaje.
¿Cómo es el proceso para interpretar a una mujer tan fuerte en una tierra de nadie?
A mí me llega el personaje de Diana con cinco callbacks. Entonces fue un proceso muy largo, yo no tenía ni idea de que iba a ser una película de Andy Baiz, entonces ya de por sí, el inicio fue bien retador. Cuando me llega y finalmente me lo gano, que es Andy el que me llama, me pongo súper feliz y ahí es como donde comienza realmente a uno preguntarse cómo abordar a este personaje, que es una persona muy fuerte, pero también es una persona supremamente vulnerable.
Diana es la luz de la película, es la pérdida de la inocencia: es la única mujer dentro de este mundo de hombres. Es la lucha contra eso, es el dolor. Fue supremamente retador. Y creo que hasta nivel físico fue algo que yo tuve que sostener mucho porque es una chica que maneja moto, que dispara, que se enfrenta a los hombres, que maneja también.
No te podría decir que en específico me tocó hacer, pero lo que sí te podría decir es que fue un reto de seis meses en donde me obsesioné absolutamente en cómo yo me podía enfrentar a este mundo, a esta historia, a estos hombres siendo tan masculinos en la historia y que yo me les pudiera parar sin sentir esa fragilidad y sin embargo sin perderla.
Una de las cualidades de tu personaje es claramente esa: no se resigna. Dónde hallaste su fuerza?
Creo que es como una unión de Diana y mía. Hay una simbiosis allí en donde creo que lo que ella me aportó mucho fue darme cuenta lo valiente que también soy yo en este mundo y lo que somos las mujeres en este mundo. Y, desde mi punto de vista como Laura actriz , era ver el reconocimiento de esa fragilidad como mujer. Y se lo di a ella.
Creo además que, estamos en un mundo que es muy fuerte para nosotras, que está cambiando, y que yo no quiero, como ser humano y mujer que soy, que mi fortaleza se vea como algo masculino, sino que mi fortaleza se vea algo que es parte de nosotras como mujeres.
Así, ya entrando a otro lado, yo soy muy radical en esto de lo masculino y lo femenino, porque yo creo que una mujer para ser fuerte no necesita ser masculina, pero tampoco necesita ser femenina.
No hay ningún tipo de etiqueta. Las mujeres somos fuertes porque sí, porque somos.
Y creo que entendiendo eso y con la ayuda de todos mis compañeros- que afortunadamente tuve un equipo totalmente masculino, pero totalmente sensible, con la ayuda de Andy- pudimos hacer ese match. De este modo - y respondiendo finalmente a tu pregunta- la fuerza que saqué fue, pues eso que atravesamos todas las mujeres, realmente el decir: “no me voy a dejar apagar”.
En los personajes de acción femeninos actuales se ve mucho ese cambio de arquetipo de género. ¿Cómo lo construyes con este personaje?
Yo creo que los estereotipos los construimos nosotros socialmente y para mi parte del cuestionamiento que yo me hago, yo en mi vida personal es ¿por qué tenemos de sinónimo todo lo que es fuerte, capaz, valiente arriesgado con lo masculino? y ¿por qué tenemos todo eso frágil sensible, emocional, relacionado con lo femenino?
Y creo que son cosas, etiquetas que nos han puesto en la sociedad, a nosotros como mujeres, a los hombres como hombres, y parte de mi pensamiento y mi forma de creer es que ninguna de esas dos existe.
En ese sentido, yo simplemente creo que Diana es una mujer que le tocó atravesar eso y que no tiene ninguna etiqueta y creo que también yo como Laura en un mundo que me puede llamar muy masculina también encuentro muchas cosas muy femeninas dentro de mí, pero que ni siquiera no me quiero identificar con ninguna de las dos soy una mujer y soy una mujer muy fuerte: eso no significa que no sea una mujer muy sensible y creo que esas son las cosas que en este momento tenemos que cambiar y que a mí me gustaría ver cómo en el cine se pueden desarrollar.
¿Cuáles influencias tuviste para construir a Diana?
Hace muchos años a mí me llamó mucho la atención lo que es la trata de personas cuando hice una película en El Salvador y como todo ese triángulo que hay entre este país , Guatemala y Costa Rica para subir a México y después para subir a Estados Unidos.
Me obsesioné mucho con ese tema, porque es para mí uno de los temas más delicados que le puede tocar a una mujer, ya sea prestar su cuerpo para prostituirse, etc. Y, a partir de esas historias, creo que no especialmente con las historias per se, sino todo lo que tienen en común que es el sobrevivir.
Que una mujer está hecha de mucha fuerza. A una mujer no la derrota absolutamente nada, y es algo que me pone muy frágil, porque las mujeres tenemos que pasar por cosas supremamente fuertes. No hay ninguna mujer que se rinda, sino que simplemente dice, ¿cómo sobrevivo a esto? Porque tampoco se puede cambiar. Lo hemos intentado, pero sigue siendo utópico. Entonces, para mí fue ver a todas las mujeres que admiro, ver a todas las mujeres que tengo alrededor y entender que esa era una representación colectiva.
¿Cómo ha sido ser esa mujer que no se rinde en un medio tan duro como el de la actuación en Latinoamérica?
Creo que ha sido un proceso muy grande, un proceso muy fuerte, un camino que tiene sus complejidades. Todas sabemos que pararse frente a un hombre es de mucha valentía. Creo que también es un proceso de perdón en donde no todos los hombres son iguales, en donde no hay queponerlos todos en una misma canasta.
Creo también que nosotras mismas muchas veces caemos en un patrón de egoísmo, envidia, no hay sororidad dentro de nosotras. Y todo es producto de un sistema que tenemos metido en el cerebro y en el ADN y creo que el gran camino ha sido el de perdonarse a una misma.
No es fácil romper con tantos estereotipos. Hace poco hablaba en otro momento de alguien que admiro profundamente, a Natalia Reyes, que ha abierto las puertas a un montón de mujeres latinoamericanas, actrices como nosotras, en donde la lucha de ella ha ayudado a la lucha de muchas, a entrar auna industria en donde estamos rompiendo todos esos estereotipos. Esos en donde no solamente somos la mujer latinoamericana que va a Estados Unidos y esos son todos los papeles que tenemos.