Llegar a los Juegos Olímpicos es uno de los sueños de todo deportista. Subir al podio y tener en el cuello una presea, poner la bandera de su país en alto y ser el orgullo nacional. Sentir el aplausos de todos. Sin embargo, para para la boxeadora Imane Khelif todo se transformó en una gran pesadilla, y no por su desempeño, sino por su apariencia.
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La pugilista de Argelia se vio envuelta en un escándalo cuando ganó la medalla de oro en la categoría 66 kilos contra la china Liu Yang. Esto desencadenó una serie de señalamientos y discriminación, ya que aseguró que ella era deportista transgénero, debido sus facciones masculinas, producto de una patología que solo sufre un 5% de la población mundial: hiperandroginismo.
Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional (COI) salió en su defensa: “Estamos hablando de boxeo femenino, son dos boxeadoras que nacieron mujeres, que crecieron como mujeres, que tienen pasaporte de mujeres y que han competido muchos años como mujeres”.
Finalmente ella tuvo la presea en las manos, pero todo esto también la afectó por toda la cantidad de mensajes de odio y rechazo hacia ella por su condición que consiste en niveles muy altos de testosterona, la hormona sexuales masculinas que le dan su aspecto característico. Las mujeres también las tienen, pero en cantidades muy bajas, que no modifican su apariencia.
Imane Khelif es portada de Vogue
Ahora, tras el mal momento que vivió en París, Francia, la deportista de 25 años sorprendió al ser la portada de la revista de moda ”Vogue” de Arabia, en su edición de noviembre. Allí contó todo lo que vivió y la gran enseñanza que tuvo.
“Fue una experiencia muy difícil. (...) A pesar de ganar la medalla de oro, ese evento se sintió como toda una vida. Las experiencias fueron múltiples y variadas dentro de un incidente aislado. Pude superarlo todo gracias a mi fe en Dios, en mí mismo y en mi sueño. Sin tales desafíos, nunca me habría convertido en una campeona”, expresó la deportista.
Además, cuestionó el significado de ser mujer, por lo que manifestó: ““Lo que vemos ahora es que algunos quieren poseer la definición de quién es una mujer. Solo puedo invitarlos a que presenten una nueva definición basada en la ciencia de quién es una mujer y cómo alguien que nació, se crio, compitió y tiene un pasaporte como mujer no puede ser considerado una mujer”.
Khelif también es ejemplo de constancia, disciplina y humildad, ya que cuando reveló que era niña vendía pan y recogía plástico, aluminio y hierro para ahorrar dinero para entrenar: “Mi entrenador, Mohamed Chaoua, siempre me decía que un día sería campeona olímpica. Me enseñó la importancia y el valor de eso. Hice sacrificios en muchas áreas: en mi vida personal, en mi educación. Hice todo lo posible para llegar a la cima”, contó.