El actor Imanol Landeta y la actriz Sandra Itzel se han convertido en la pareja favorita de las audiencias de la última edición del exitoso concurso televisado de baile Las Estrellas Bailan en Hoy.
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La enérgica dupla conquista el escenario con cada una de sus presentaciones no solo por el tesón que ponen en cada coreografía, sino también por las chispas y la gran química que hay entre ellos.
La complicidad y el cariño que han demostrado, tanto dentro como fuera del certamen, ha desatado rumores de que están acercándose en el plano romántico y la verdad les es imposible ocultarlo.
Muchos espectadores apoyan un posible romance entre el galán de 37 años y la belleza de 30 por lo bien que se ven juntos y lo mucho que tienen en común, como el hecho de haber pasado por un divorcio e iniciar sus carreras actorales en la infancia.
¿Cómo se veían Imanol Landeta y Sandra Itzel en su niñez?
Itzel se estrenó en la actuación a los cuatro años encarnando a Edith en la telenovela Mi pequeña traviesa (1997). Desde entonces, comenzó a actuar en varios proyectos y luego se lanzó a la música.
Carita de ángel (2001), Gata salvaje (2002-2003) y Ángel rebelde (2004) son tres novelas en las que trabajó en su niñez. Hoy, sigue actuando a la par de su carrera musical y participaciones en realities.
Landeta, por otro lado, se inició en el mundo del espectáculo a los dos años con una participación en Chiquilladas (1985). A partir de entonces, estuvo imparable con papeles en cine y televisión.
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Los hijos de nadie (1997), Elisa antes del fin del mundo (1997), Vivo por Elena (1998), El niño que vino del mar (1999) y Clase 406 (2002) fueron algunos proyectos en los que actuó en su infancia.
El hijo de Manuel Landeta también lanzó una carrera musical en los 90. Por todo eso, fue uno de los actores más populares en México en esa época, pero se retiró para enfocarse en otras actividades.
Sin embargo, tras tres lustros alejado de la actuación, volvió a actuar este año con un rol en la novela Papás por conveniencia. Por lo tanto, la vida no solo parece sonreírle en el amor, también en lo profesional.
