Desde su llegada a Netflix, El hoyo ha causado un gran revuelo, convirtiéndose en un fenómeno tanto entre el público como entre la crítica. Estrenada en 2019, esta película dirigida por Galder Gaztelu-Urrutia adentra a los espectadores en una narrativa inquietante que explora la desigualdad social y la lucha por la supervivencia en un entorno distópico.
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A través de su original estructura, que representa un sistema de niveles donde los prisioneros deben depender de un fallido mecanismo de alimentación, El hoyo ha logrado resonar en la audiencia, generando discusiones sobre su simbolismo y la cruda realidad que refleja.
La trama sigue a Goreng, un hombre que se despierta en una prisión vertical conocida como “El hoyo”. Cada nivel de esta prisión tiene acceso a una plataforma que desciende diariamente, proporcionando comida a los prisioneros. Sin embargo, los que se encuentran en los niveles superiores disfrutan de la mejor parte de la comida, mientras que los que están en niveles inferiores se ven obligados a sobrevivir con las sobras, lo que provoca tensiones y rivalidades sobre la repartición de ésta.
A medida que avanza la historia, Goreng se da cuenta de que las dinámicas de poder y la moralidad se desmoronan en este espacio claustrofóbico, lo que le lleva a cuestionar su propia humanidad y las decisiones que debe tomar para sobrevivir. La película ha sido elogiada por su originalidad y el poderoso mensaje social que transmite. Los críticos destacan la actuación del elenco y la dirección de Gaztelu-Urrutia, quien logra mantener la tensión y el suspense a lo largo de toda la narrativa.
Desde su estreno, El hoyo ha ganado varios premios y ha sido nominado a los Premios Goya, consolidando su estatus como una obra destacada en el cine de género español. Su temática ha resonado con el público, generando debates sobre la avaricia, la solidaridad y la condición humana, especialmente en un mundo marcado por la pandemia de COVID-19 y la creciente desigualdad social.
El hoyo 2 se convirtió en una experiencia intensa
El éxito de la cinta llevó a Netflix a continuar la historia con una secuela muy esperada. El hoyo 2, cuyo estreno ha sido muy anticipado, promete llevar la narrativa a nuevas profundidades. En esta segunda entrega, la protagonista Milena Smit, quien interpreta a Perempuán, enfrenta un nuevo conjunto de desafíos que ponen a prueba no solo su capacidad de sobrevivir, sino también su humanidad.
Smit ha compartido su conexión personal con la primera película, señalando que durante el confinamiento por el coronavirus, “vi la primera película y me voló la cabeza. Desde mi propia mirada y mi posición, encontré numerosas similitudes con lo que estaba pasando en el mundo”.
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Su entusiasmo por el proyecto fue evidente, aunque también admitió sentir un gran temor al enfrentar el guion, que consideraba complejo y desafiante. “Sinceramente, estaba acojonada. Me tuve que leer el guion varias veces y hacer una lista de preguntas para Galder [el director], quien me dijo que no eran importantes. Yo le decía: ‘Pero, ¡cómo no van a ser importantes! Aún estoy intentando entender esta movida”, confesó Milena en una entrevista con Cinemanía.
Para dar vida a Perempuán, Smit se sometió a condiciones de rodaje extremadamente exigentes. “Yo me desgasté mucho rodando la película, fue una película muy sufrida. Hay mucha más acción que en la primera película, por lo que estás soltando energía durante 3 meses”, afirmó a E Cartelera.
De acuerdo con la actriz, durante el rodaje, se enfrentó a un ambiente oscuro y opresivo, donde la falta de luz natural afectó su estado físico y emocional. “Tras estar 3 meses sin apenas ver el sol, hasta la piel se me puso amarillenta, adelgacé mucho”, admitió. Sin embargo, Smit considera que todos estos sacrificios valieron la pena para la construcción de su personaje. “Las últimas semanas sacabas fuerza de donde no las había”.
El compromiso de Milena con su papel ha sido aclamado, y su compañero de reparto, Hovik Keuchkerian, quien interpreta a Zamiatin, reconoció que “la que lleva toda la película es Milena”.