En los últimos años, Netflix ha experimentado un notable auge en el interés por las series de true crime, un fenómeno que ha cautivado a audiencias de todo el mundo. La serie “Dahmer”, creada por Ryan Murphy e Ian Brennan, se convirtió en un punto de inflexión, rompiendo récords de audiencia y ofreciendo una visión inquietante de la vida y los crímenes de Jeffrey Dahmer. Este enfoque minucioso y perturbador en los casos criminales no sólo fascina al público, sino que también establece un nuevo estándar para las producciones del género en la plataforma.
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Siguiendo esta línea de éxito, Netflix ha apostado por expandir su antología de true crime con una nueva serie: “Monstruos: La historia de Lyle y Erik Menéndez” que ya acapara los primeros lugares del TOP10. Ésta retrata el infame caso de los hermanos Menéndez, condenados en 1996 por el brutal asesinato de sus padres, un caso que sigue generando debates y muchas preguntas sin respuesta.
Los eventos que llevaron al juicio de los hermanos Menéndez comenzaron la noche del 20 de agosto de 1989, cuando José y Kitty Menéndez fueron encontrados asesinados en su mansión de Beverly Hills. Los hermanos, Lyle y Erik, de 21 y 18 años en ese momento, alegaron que habían llegado a casa y descubierto a sus padres muertos. La brutalidad del crimen llevó a las autoridades a considerar la posibilidad de que la mafia estuviera involucrada. Sin embargo, la narrativa cambió drásticamente cuando se reveló que Erik había confesado a su terapeuta, lo que llevó a una serie de revelaciones y grabaciones impactantes sobre el móvil del crimen.
¿Qué pasó con Erik y Lyle tras 22 años separados?
Después de ser condenados, los hermanos fueron separados y enviados a prisiones distintas, sin poder comunicarse durante años.
Lyle, quien había solicitado repetidamente un traslado más cerca de su hermano, finalmente fue trasladado al mismo centro penitenciario que Erik en 2018. Su reencuentro fue un momento muy emocional, según el periodista Robert Rand, pues cuando los guardias abrieron la puerta, ambos se abrazaron y lloraron, dejando en claro el vínculo profundo que aún compartían a pesar de los años de separación.
En una entrevista, Lyle reflexionó sobre su pasado y asumió la responsabilidad por sus acciones. “Soy el niño que mató a sus padres, y ningún río de lágrimas ha cambiado eso”, confesó. Sin embargo, también compartió que la experiencia compartida de abuso por parte de su padre había creado un lazo fuerte entre él y Erik. “Es tan doloroso y complicado”, admitió, “tenemos una intimidad relacionada con esa experiencia compartida”. Esta revelación subraya la complejidad de su relación, marcada no sólo por el crimen, sino también por un trasfondo de sufrimiento y secretos familiares.
Erik, por su parte, ha expresado remordimiento por los actos que llevaron a la muerte de sus padres. En 1996, manifestó que no había un sólo día en que no pensara en lo ocurrido y deseara poder retroceder en el tiempo.
La serie “Monstruos: La historia de Lyle y Erik Menéndez” no sólo revisita el caso infame, sino que también invita a los espectadores a explorar las complejidades del trauma familiar y la búsqueda de identidad dentro de un contexto de tragedia.