Las docuseries han revolucionado la forma en que consumimos contenido en plataformas de streaming, y en el mundo de Netflix, las producciones de true crime se han convertido en un fenómeno global. Cada semana, un nuevo título domina el Top 10 de la plataforma, atrayendo la atención de millones con sus relatos de crímenes reales, investigaciones detalladas y personajes inquietantes. Esta fascinación por las historias de crímenes verdaderos se debe a su capacidad única para capturar la complejidad de la naturaleza humana y los misterios que rodean los actos más oscuros.
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Una de las series que ha capturado recientemente la atención es “American Murder: Laci Peterson”, documental que explora el caso de Laci Peterson, una mujer de 27 años que desapareció en 2002 mientras estaba embarazada. Su esposo, quien fue el principal sospechoso, terminó siendo condenado por los crímenes.
El éxito de estas docuseries está en la forma en la que profundizan en los aspectos más oscuros de la naturaleza humana, permitiendo a los espectadores reflexionar sobre la justicia, la moralidad y las decisiones que definen nuestras vidas.
Este es otro de los casos más perturbadores que puedes ver en Netflix
Recientemente, una nueva docuserie ha comenzado a captar la atención por su impactante relato de crimen real: “Worst Ex Ever”, la cual en cuatro episodios, se adentra en las vidas de personas que han tenido experiencias estremecedoras con ex parejas.
Si bien todos son estremecedores, el primer episodio, “Dating the Devil”, presenta el caso de Benjamin Obadiah Foster, un individuo cuyo caso es tan inquietante como fascinante.
Amber, una de las víctimas, relató un incidente en el que Foster la agredió físicamente. “Me dio una bofetada bastante fuerte”, recordó Amber. “Estaba en una rabia ciega, se podía ver en sus ojos”. Tras esta agresión, Foster fue condenado a asistir a terapia para la violencia doméstica y realizar trabajos comunitarios. Sin embargo, en lugar de buscar una verdadera rehabilitación, comenzó a acosar a Amber y continuó su camino destructivo, extendiendo su violencia a otras mujeres.
Justine, otra de las víctimas, también estuvo cautiva en su propio hogar, sometida a un abuso repetido y violento. Cuando la policía finalmente la encontró, ella estaba gravemente herida, atada y cerca de la muerte. Foster había dejado con daño cerebral traumático, forzándola a aprender a caminar nuevamente.
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La narración también se centra en la aterradora experiencia de Jaimee, quien también cayó en las redes de Foster. A través de una serie de fotografías y vídeos, se muestra al sujeto como alguien inicialmente encantador, que ganó la confianza de Jaimee gracias a su aparente amor por los perros. Sin embargo, esta fachada se desmoronó cuando Foster se volvió violento y abusivo, llegando a encerrar a Jaimee en su apartamento.
Recordó cómo Foster le dijo: “Ningún hombre te mirará o pensará que eres bonita.” Esta frase, cargada de desprecio y control, precedió a un periodo aterrador en el que Jaimee fue retenida cautiva por Foster durante 16 días. La única forma en que Jaimee logró escapar fue cuando Foster tuvo que salir a pasear al perro, permitiéndole a Jaimee huir y buscar ayuda.
El caso de Foster es especialmente perturbador no sólo por la violencia que ejerció, sino también por el extraño giro en el que su amor por los perros jugó un papel crucial en su captura. Tras una serie de evaciones a la policía, uno de los perros que Foster paseaba se convirtió en la pista que finalmente llevó a su arresto.
A lo largo de más de una década, el sujeto mostró un patrón inquietante de comportamiento violento. Inicialmente, sus relaciones parecían normales, pero pronto se revelaba una faceta más oscura, marcada por un intenso y perturbador “rasgo de celos”. Los testimonios de sus ex parejas proporcionan una visión desgarradora de cómo sus relaciones se transformaron en escenarios de abuso sistemático.
