Solo pasaron cuatro meses después de que el actor Pablo Lyle fue condenado por homicidio involuntario cuando su esposa, Ana Araujo, con quien se casó en el 2014, reveló que se estaba separando de él. Pero, esto no tomó por sorpresa a muchos, porque suele ocurrir, lo que sí no le “perdonaron”, fue que un par de meses después presumiera su nuevo amor en Instagram.
Este martes 21 de noviembre ella le contó su verdad a Aislinn Derbez en el podcast “La magia del caos”. Reveló cómo era su relación con el artista, lo que sacrificó y el acto de amor incondicional que hizo por Pablo, pese a que la relación ya había muerto.
Ana manifestó que era ama de casa en Mazatlán, donde llevaba una vida normal, pero debido a sus dos embarazos tuvo que pausar su vida y prácticamente se olvidó de ella, cometió el error de dedicase solo a ser madre.
“Me gusta emprender, yo desde muy chica trabajo. Me embaracé a los 21 años. Se me cruzó con la carrera porque yo estudié comunicación, pero se me quedó trunca, fui locutora de radio. Hubo muchas cosas que dejé a medias por mis embarazos y me caso con una persona que estaba metido en el medio (del espectáculo) que tenía una carrera por delante y no me vi en la necesidad de tener que seguir trabajando”, reveló con añoranza.
Lo más fue cuando admitió que se perdió en el camino, ya que ni siquiera sabía qué era lo que ya realmente le gustaba, pues vivió mucho la vida de Pablo y “siento que ahí vino este desprendimiento: ‘¿Dónde quedó la Ana que quería ser periodista, escribir?... se me olvidó”.
Sobre la tragedia que comenzó en marzo de 2019 cuando Lyle, en medio de una discusión, golpeó a un hombre de 60 años, quien luego falleció, expresó que para ella fue un gran shock, ya que tenía planes que se truncaron, uno de ellos era divorciarse.
“Pablo y yo ya estábamos en un proceso de divorcio, entonces, cuando todo esto sucede a mí sí me agarró muy desprevenida porque no tenía nada planeado, ni para que él no estuviera, ni presente, ni divorciada, pues. Me volteó la historia porque yo ya había pasado situaciones en nuestra pareja que ya nos había llevado, sobre todo a mí, a tomar esta decisión. Situación con la que ya estoy tranquila y en paz, ya las sanamos y trabajamos y estoy bien con eso”, confesó en calma.
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Continuó: “Sí estábamos empezando todo ese proceso y para mí sí fue como decir: ¡Dios qué hago, pero verlo tan tocado a él, no había manera de que yo pudiera decidir seguir con ese proceso, entonces dije: ‘¿sabes qué?, ¡olvídate ahorita de esto! y vamos primero con lo tuyo’”.
Para Ana no fue fácil y admitió que “guardó en un cajón todo lo que sentía y quería”, y comenzó a
decidir por ella y su familia, eso significaba estar con él. “Me parecía súper importante estar con él porque haya pasado lo que haya pasado en la relación siempre hemos sido grandes amigos y no había manera de que lo dejara solo. El amor ahí está”, se sinceró.
Incluso, verlo reconstruyéndose en medio de la desgracia le hizo dudar sobre su decisión inicial de separarse, pero tras tres meses de terapia de separación supo que no había marcha atrás y por eso terminó cerrando este ciclo e inició su nueva vida, por lo que demostró su gran amor incondicional con el padre de sus hijos.