Lo comenzó como un magnifico viaje familiar terminó en desgracia para Ana Araujo y su pareja, el actor Pablo Lyle. El 31 de marzo de 2019, es la fecha que marca un antes y después para ellos. Ese día, tras un altercado de tránsito, él golpeó en la cara a Juan Ricardo Hernández, con quien discutió. Cayó al pavimento. El hombre de 63 años falleció días después. Todo cambió para siempre.
El actor fue detenido y el año pasado fue condenado por homicidio involuntario por el que deberá pagar cinco años en presión y ocho en libertad condicional. Todo esto ha sido un infierno para la familia y Ana contó cómo logró asimilar semejante vuelco y hoy por hoy está enfocada en su carrera como maestra pastelera.
En el podcast Cada quien, con Fernanda Magallanes y Rosina Grave, Ana compartió su gran experiencia de resiliencia en toda esta dura prueba que enfrentó, como mujer, esposa y madre. La empresaria manifestó que batalló contra dos grandes monstruos: la añoranza y la aceptación. Pero descubrió que la clave para salir adelante estaba en tratar de asimilar lo más pronto posible todo lo vivido.
Para ella no se empiece desde cero, porque “vienes cargada de experiencias. (...) Cuando la vida te pone de repente... te cambia de un día para otro tu vida y vuelves a empezar, le tienes que buscar el sentido a esa nueva etapa”.
Ahora, desde la calma ella confesó que en medio de su tormenta, que le costó mucho aceptar que ya nada sería como antes: “A partir de ese suceso mi familia dejó de ser para siempre eso que éramos en ese viaje, ya nunca pudimos estar juntos todos, ya nunca pudimos estar tranquilos todos. Nos embarcamos en una situación distinta de la vida. y yo lloraba porque cuando veía así los viajes de las familias decía yo tenia eso porque ya mas nunca iba a ser”.
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Pero fue su familia y sus allegados quienes la impulsaron a continuar y a buscarle el sentido a la nueva vida: “Cuando aprendí a aceptar de que eso iba a ser para mí, fue cuando empecé a dejar de voltear para atrás para ver qué tenía y voltear al ver el frente y ver que tenía un mundo de posibilidades y nuevas maneras de ver y de vivir y ver todas estas nuevas bondades que ya había para mí en este nuevo camino”.
Ana sostuvo que “la clave es aceptar, entre mas rápido aceptemos nuestras situaciones, más rápido vamos a salir de ahí”. Ella lo logró y ahora está enfocada en su carrera como maestra panadera y apostó a esto como su emprendimiento en el que vuelva su atención. Ella usa su Instagram para ofrecer clases de panadería, así como para compartir recetas de repostería.