A los cinco años cualquier niño juega, descubre y va a la escuela. Es parte de su vida cotidiana, pero no fue así para la actriz y cantante Danna Paola, quien esta semana se desahogó sobre los demonios con los hoy lucha debido a los traumas que nacieron en su corta niñez frente a las cámaras de televisión y la razón por la que jamás permitirá que sus hijos sean estrellas infantiles.
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En el podcast Escuela de Nada, Danna no se guardó nada sobre su etapa como niña actriz y los estragos que esto causó en ella. Uno de los moderadores le preguntó si los niños de novelas consumen novelas y ella tajantemente respondió: “No sé, pero qué bueno que ya no existen”. Ella inició su carrera en Plaza Sésamo, para luego protagonizar las series infantiles Rayito de luz, María Belén y Amy, entre otras.
Afirmó que su momento de mayor humildad fue cuando no tuvo el papel principal en ningún programa, refiriéndose al personaje de Estrella Herrera, en “¡Vivan los niños!”. La intérprete de “Mala fama” reveló que desde los ocho años tiene una úlcera en el estómago producto del estrés que generó trabajar por 18 hora continuas.
“Mi inocencia me la hicieron mier...”
La artista, quien estuvo acompañada por su novio Alex Hoyer, reveló los episodios más crueles que vivió en su niñez: “Era súper dark (oscuro). Lo voy a decir aquí, porque es verdad que los niños siempre trabajando es bien dark. Yo nunca fui a la escuela. Me corrieron de todas las tipos de escuelas en las que estuve”, rememoró.
Además, añadió: “Entré a novelas, me sacaron, fui a una escuela especializada para niños actores en la que todo era por lana (dinero) para que pasaras. Tenía a mis maestras dentro de los foros, pero como era protagonista no tenía ni tiempo para estudiar o me aprendía los textos o aprendía Matemáticas”.
Por si esto fuera poco, afirmó que a veces trabajaba hasta las 3:00 de la mañana, porque ningún adulto se percataba que ella había pasado 18 trabajando, mientras que ella solo recuerda las veces que solo quería jugar, pero tampoco podía con el resto del elenco, ya que como era la protagonista la separaban del grupo de niños.
“Ser niña estrella desde muy chiquita no está tan chido y era bien invasivo. Hoy lo resiento y mi álbum es mucho de eso, de todos mis traumas de la infancia. Es fuerte voltear a ver mi pasado y decir: ‘guao, ¡qué hubiera podido decir que no, que hubiera podido decidir que no!. (...) Hubo muchas veces que quise tirar la toalla y no querer dedicarme a esto más. Iba ser chef, estaba harta”, se desahogó Danna.
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También afirmó que vivió una adolescencia precoz y experiencia nada gratas: “La inocencia me la hicieron mierda. Ojalá que en el futuro los niños actores sean de inteligencia artificial. El desarrollo de un niño es tan importante, el desarrollo emocional, de lo que aprende en su casa, patrones, experiencia, situaciones. Me manipularon las emociones desde los cinco años, me abrieron el grifo, pero nadie me dijo cómo cerrarlo, ahora tengo mil pedos de salud mental: tengo ansiedad, ataques de pánico que la gente no lo entiende”.
Ahora la estrella solo desea que el público comprenda que sus fluctuaciones emocionales es un tema arraigado a su pasado y que a sus 28 años jamás volverá a ser ni a sentir como la Danna Paola de antes.