Para los hijos de la actriz Mariana Levy, quien murió en abril de 2005, ha sido muy duro crecer sin su apoyo y enfrentarse a la adultez sin el abrigo de la familia. Su hijo José Emilio Levy ha vivido en carne propia la soledad y la falta de recursos.
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En una entrevista que le realizó la revista TvNotas, José Emilio, quien tiene 18 años, confesó que en los últimos meses ha enfrentado muchas dificultades para encontrar empleo.
Se fue de casa de su padre, José María Fernández “El Pirru” y se distanció de Ana Bárbara, quien lo cobijó como su hijo desde que falleció su madre.
“Por ahora estoy viviendo solo y la estoy pasando bastante mal”, dijo el joven.
Explicó que encontró dos trabajos, pero no le fue bien: “En el primero estuve de jefe de cocina en un restaurante, pero no tenía la experiencia suficiente; y después estuve trabajando de barman, pero me sentía muy cansado, abrumado, falté un día y me despidieron”.
“Ha sido bastante difícil estar sin dinero (…) Hay semanas que me duele la cabeza muy fuerte por la desesperación y el estrés de encontrar trabajo, pero vecinos me han ayudado”.
“Sobrevivo vendiendo chilaquiles”
Dijo que, para poder subsistir, decidió “vender desayunos, tortas, chilaquiles para los guardias de mi fraccionamiento, pero ahorita estoy buscando un trabajo fijo”.
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Acusa a su media hermana, la hija de la actriz con Ariel López Padilla, María Levy, de “impedir” que pueda reclamar la herencia que le corresponde.
“Ya parece un chiste eso, van 18 años sin que se resuelva nada y ha habido muchas personas que se han aprovechado de la herencia”, enfatizó. “Ella (María Levy), es un obstáculo para que se resuelva esa situación”.
En medio de su desesperación, sin empleo, solo, intentó quitarse la vida como alguna vez sucedió con su hermana Paula Levy.
“Sí, me sentía muy solo, fueron muchos momentos, y te voy a ser sincero: hace dos meses intenté quitarme la vida, pero la dosis no fue la correcta y... por algo sigo aquí”.
Explicó que, en su casa de Cuernavaca, “me tomé todas las pastillas y antidepresivos que había en una caja”.
“Me acosté, me puse una película y me sentí tranquilo, porque pensaba: ‘Ya voy a ver a mi mamá’, sentía hasta felicidad”, detalló.
“Decía: ‘Ya casi voy a abrazarla’, pero, así como les contó Paula cuando ella intentó lo mismo, yo creo que ella también me salvó a mí, en ese momento veía a mi mamá que me decía: ‘No te rindas, abre los ojos’”, confesó.
Mi madre me ayudó
Dijo que “no tiene ni idea” de cómo salió adelante de esa situación ya que “no vomitó, ni fue al hospital”.
“Simplemente al día siguiente desperté con un cansancio terrible que se me fue quitando conforme pasó el día”.
José Emilio resaltó que esa experiencia “me hizo entender de que tengo que seguir peleando, que tengo mucho por delante”.
“Toda la vida he ido a terapia, diez psiquiatras, ocho psicólogos, he tomado antidepresivos, pero la verdad es algo que no me ha funcionado; yo prefiero escribir mis sentimientos para desahogarme”.