Sandra Bullock y Keanu Reeves han sido parte de los actores más admirados de Hollywood por su talento para actuar y su belleza por lo que verlos actuar en conjunto ha sido un deleite para sus fans. Muchos deseaban verlos como pareja al considerarlos perfectos.
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Ambos se conocieron durante el rodaje de la película ‘Speed’ en 1994 la cual los unió al punto de mantener una amistad de más de 30 años. Sin embargo, ambos pudieron llegar a ser más que amigos y no se dio el momento.
Y es que la misma Sandra confesó que se enamoró de su compañero pero nunca se lo dijo y lo mismo sucedió con Keanu quien confesó el cariño que le tenía luego de sus declaraciones.
De esta manera quedó demostrado que la complicidad y química que irradiaban en la cinta era totalmente real, pero el temor a manifestarla los hizo mantener su amor en secreto.
Keanu Reeves y el día que demostró ser el hombre perfecto
Aunque ambos decidieron no conversar sobre sus sentimientos llegaron a tener algunos momentos muy íntimos que resaltaron lo perfecto que puede llegar a ser Reeve como pareja.
Durante una entrevista a Esquire, Bullock contó el día en que su amigo la visitó de sorpresa con trufas, flores y champán, como parte de un cumplido de su parte pues al inicio de su amistad ella le comentó que jamás había probado estos dulces de chocolate.
Un gesto que lo ha hecho merecedor del título del hombre más bello y romántico, pues pese a que no tenían un romance le regaló un lindo momento a su amiga que nunca olvidará.
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“Él dijo: ‘Pensé que tal vez querrías probar champán y trufas, para ver cómo es’”, dijo.
— Sandra Bullock
Ambos degustaron el postre mientras ella se pintaba las uñas, pues “Keanu extendió las manos sin decir una palabra y Bullock le pintó las uñas de negro igual que las de ella”.
De igual manera, la famosa agregó que los primeros meses de amistad él solía ser muy callado y mientras ella más hablaba, él más callaba
Por otro lado, Sandra comentó que en aquel entonces de amistad Keanu era un excelente “oyente”, ya que entre más hablaba, él se callaba más y simplemente la escuchaba, lo que la llevó a pensar que la conversación le incomodaba pero era todo lo contrario.
“Luego, uno o dos días después, llegaba con una nota o paquetito que decía: ‘Pensé en lo que dijiste’”, confesó.