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Tras tocar fondo, Eduardo Santamarina venció sus adicciones y tuvo un final feliz: su historia

El actor Eduardo Santamarina atravesó una época oscura de su vida en donde era presa de sus adicciones. Aquí te contamos su historia de superación personal

Con un gran talento, atractivo físico y una personalidad simpática, Eduardo Santamarina ha logrado mantenerse como uno de los rostros favoritos de la televisión mexicana en décadas de trayectoria.

A la par, el protagonista de exitosas telenovelas como Velo de novia, Rubí y Yo amo a Juan Querendón conformó una familia estable con la también actriz mexicana Mayrín Villanueva.

No obstante, su vida no siempre ha sido tan equilibrada en todos los aspectos. Y es que, hubo una época oscura en la vida del actor en donde los excesos y sus adicciones lo llevaron al abismo.

Eduardo Santamarina y la lucha contra sus adicciones que logró ganar

En varias entrevistas, Eduardo Santamarina se ha abierto sobre estos tormentosos pasajes de su vida con el objetivo de despertar conciencia y mostrar que es posible romper los círculos viciosos.

El actor ha comentado que, si bien llegó a probar diferentes cosas en esta etapa, su gran adicción la tuvo siempre con el alcohol, una bebida que probó por primera vez a los 15 años.

En ese entonces, las bebidas alcohólicas lo ayudaban a superar su timidez y poder desinhibirse, pero a un alto precio, pues a partir de ese momento, lo atrapó la adicción que lo condujo al caos.

Su alcoholismo, una enfermedad que ha descrito como crónica y progresiva, continuó escalando tras los primeros sorbos y alcanzó uno de sus puntos máximos cuando empezó su carrera actoral.

“Cuando empecé a trabajar como actor en Televisa, el alcoholismo comenzó a afectar mis llamados porque ya llegaba crudo, te vuelves tan cínico que llegas (…) en vivo”, reveló a Yordi Rosado.

“Era terrible porque además tú te lavas los dientes, te bañas, chingo de perfumes, chicles, pero hueles a alcohol, y hueles de aquí a allá”, aseveró en entrevista al presentador.

“Yo lo controlo”

Por años, Santamarina no reconoció la gravedad de su enfermedad y se rehusaba a buscar ayuda. De manera inconsciente, repetía el patrón de su ausente padre, un médico adicto al alcohol.

“Eugenio Cobo, por ejemplo, obviamente lo detectó y me dijo ‘vete a Oceánica’, incluso te lo paga la empresa, vete”, recordó sobre la sugerencia del director del CEA de entrar a rehabilitación.

“No le hice caso porque era cuestión de tiempo, todavía allí no había aceptación, yo le decía ‘yo lo controlo, Eugenio”, rememoró; sin embargo, se engañaba a sí mismo.

En la grabación de una telenovela en los 90, el actor llegó evidentemente alcoholizado al foro de grabación y era incapaz de decir sus líneas, por lo que tuvieron que llamar a la productora.

“En una novela llegué pedo y según yo no se me notaba, pero no podía hablar y me mandaron a corte. Me preguntaron si podía y yo dije que cómo no. Volvimos y, de nuevo, corte”, narró.

“Hasta que llegó la productora Lucero Suárez, psicóloga ella de profesión, y yo pensé ‘me va a poner una cagotiza’, pero me dijo ‘vete a tu casa y mañana hablamos”, continuó.

Eduardo pensó que “ya había valido madre” y lo “iban a correr”, pero no sucedió así.

“Terminé la novela pocamadre, me dijo que cualquier cosa que necesitara y me dio unas gotitas como de homeopatía y me dijo: ‘aquí estoy contigo, háblame, cuentas conmigo las 24 horas”, dijo.

“Eso me pudo más, me sentí con la cola entre las patas”, añadió. No obstante, pese al éxito de la telenovela y el apoyo, Santamarina sentía que perdía cada vez más el interés en su trabajo.

“No quiero que sigas los mismos pasos de tu padre”

De manera paulatina, comenzó a pensar en solo continuar con los excesos. A pesar de que, luego de los momentos de éxtasis, le seguían unos periodos de depresión al pasar los efectos del alcohol.

“¿Cómo acabamos después de esas borracheras? Todos vomitados, todos tirados, que al otro día te levantas y no te acuerdas de nada. ¡Es terrible!”, contó a Mara Patricia Castañeda.

“Ves tu cartera y dices ‘¿El dinero dónde está? ¿Qué he hecho con él?’ De verdad se te va todo”, comentó. Pero no solo se vio afectada su vida profesional y su economía, sino también la personal.

“A tu familia te empieza a alejar. Mi mamá con lágrimas en los ojos me decía (…): ‘Vete en un espejo, vete hijo porque no quiero que sigas los mismos pasos de tu padre’ y pues, no le hacía caso”, dijo.

“Porque esa parte la vivió con mi papá y de alguna manera pues también la vivió conmigo”, agregó. “Entonces, mi madre lo sufrió mucho”, rememoró visiblemente afectado.

“Dañé a muchas de mis parejas”

En estado de ebriedad, el intérprete también llegó a ser infiel a varias de sus exparejas y las lastimó con sus actitudes, aunque a Hoy dijo que no se arrepiente porque aprendió grandes lecciones.

“Fui muy ojo alegre, tú lo sabes y lo reconozco, claro. Todo llega cuando te tenga que llegar, todo llega a su momento y mira hoy no me arrepiento porque no deja de ser un aprendizaje”, contó.

“Todas esas lecciones de vida que yo viví, que hice mucho daño también en mis relaciones anteriores, dañé a muchas de mis parejas, claro que sí y también me dañaron a mí”, agregó.

Santamarina confesó que, en medio de su adicción, tuvo una vida sexual desenfrenada en la que no solo estuvo con varias mujeres, también llego a no usar protección en sus encuentros íntimos.

“Sí, sí, y no acordarte. De eso que te acostabas con una princesita y te levantabas con una rana”, declaró al programa Sale el Sol sobre esta etapa de las que no está para nada orgulloso.

“A veces sí (me protegía), a veces no, a capella. Le tienta uno ya saben a quién. Pero siempre me he hecho exámenes y he chequeado porque uno si no tiene salud no tiene nada”, precisó.

“Esta enfermedad es de pérdidas”

Incluso dijo a De primera mano que llegó a contratar a trabajadoras sexuales, pero no para tener relaciones, sino para generar una amistad momentánea, por la depresión que producía su adicción.

“Llegué a contratar prostitutas, pero ni siquiera para tener una relación sexual, ya ni se podía. Era más bien para llenar este vacío de soledad, estaba pasando por esa depresión, era platicar”, explicó.

“Se ponían a llorar, se abrían conmigo y me decían cómo habían entrado a prostituirse. Yo parecía su psicólogo (…). Imagínate, yo a ‘terapiarlas’, pero yo hasta mis chanclas”, se acordó.

“Esta enfermedad es de pérdidas”, expresó. “Entras en esas depresiones, donde no quieres ver a nadie… lo que quieres es platicar, pero no con tu familia, porque te van a confrontar…”, reflexionó.

Durante aquella época, el histrión de ahora 54 años admitió que hasta puso su vida en riesgo varias veces por manejar su automóvil bajo los efectos del alcohol.

“Cuando estás con alcohol adentro no sabes ni qué y haces puras burradas... los dos accidentes automovilísticos que tuve fue porque iba yo jarra”, señaló al programa Hoy.

De hecho, aunque nunca pensó en suicidarse por la depresión, sí llegó a tener un pensamiento muy siniestro en donde se veía muerto a causa de un accidente por el alcohol, confesó a Yordi Rosado.

En su imaginación, el actor incluso veía a su madre yendo al lugar para enterarse de que él “tenía toda la farmacia adentro” y sufriendo a causa de este hecho. Tales pensamientos lo removieron.

“Nadie te puede ayudar si no estás dispuesto”

Sin embargo, para llegar a la aceptación y buscar ayuda, Eduardo tuvo que pasar por mucho. Su problema con el alcohol lo volvió una persona muy cínica, según él mismo ha reconocido.

En su charla con Rosado, el artista mexicano recordó cuando internó a su padre en una clínica de rehabilitación junto a sus hermanos mientras él estaba lidiando con el mismo problema.

“Lo metimos y ya llegando acá a la casa, llegué al baño con un trago, me vi al espejo, me lo tomé ‘de Hidalgo’, me vi al espejo y dije ‘Gracias Dios mío que mi papá entró a la clínica’, a la semana estaba yo ya adentro”, destapó asombrado por su comportamiento.

Al poco tiempo, tanto él como su progenitor salieron de la clínica, pero volvieron a recaer. Más tarde, su padre murió por una cirrosis hepática a causa de su larga adicción al alcohol.

Nadie te puede ayudar si no estás dispuesto a dejar lo que te está haciendo daño. Cuando ya la empiezas a padecer, es algo muy personal”, dijo a Hoy.

“Toqué fondo”

La muerte de su padre, aunada al nacimiento de sus mellizos con Itatí Cantoral y la vergüenza y depresión que lo arropaba por su alcoholismo, lo empujó a buscar ayuda definitiva para su adicción.

Así es que acudió a Alcohólicos Anónimos, en donde comenzó un viaje hacia la sobriedad. Logró estar libre de alcohol tras la llegada de sus gemelos hace 22 años atrás.

Uno tiene que escarmentar, uno no escarmienta en cabeza ajena, entonces pues toqué fondo cuando yo ya terminaba solo, de verdad solo, en cuartos de hoteles solo”, narró a Castañeda.

No había luz, las cortinas cerradas, con paranoias, como loquito. Entonces cuando pasó eso dije ‘Yo no quiero esto para mí’. Yo todavía no me había casado ni tenía hijos, fue como a los 28 años”, dijo.

Entré a una clínica, salí de ella y al poco tiempo me casé con Itatí y de ahí vinieron los cuates, Eduardo y Roberto”, sostuvo.

Eduardo recayó dos años más tarde, pero no quería volver al estado en el que se encontraba cuando vivía alcoholizado, por lo que hizo todo su esfuerzo en recuperarse. Desde entonces, está sobrio.

El alcoholismo ahí va a estar y tantito yo me descuide, toco madera que no, pero la enfermedad ahí está”, señaló en la plática con la periodista de espectáculos.

El presente de Eduardo Santamarina

Al presente, el galán de telenovelas no consume nada que contenga ni una pizca de alcohol para evitar recaer en la adicción que lo hizo tocar fondo y su familia lo apoya en esto.

“Tengo la dicha, fortuna y gran regalo de que, para mí primero que nada y luego para mis hijos, ellos hasta el día de hoy (…) nunca me vieron con una copa en la mano”, destacó.

“Lo cuento con un gran orgullo”, dijo. “No es que esté mal pero simplemente yo siendo un alcohólico no iba a ser un buen ejemplo para ellos, los iba a hacer sufrir mucho y yo iba a sufrir…”.

Ahora, cada que puede, habla al respecto con candidez para ayudar a otros a estar sobrios, que dice es “lo mejor que ha experimentado” pues lo ayudó a ver que sobrio es “mucho mejor ser humano”.

“Yo no soy nadie para dar consejos ni mucho menos, pero si yo puedo hablar de cómo me fue a mí y si eso le sirve a alguien, con uno solo, pues ya”, apuntó a De primera mano.

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