Maye Musk, reconocida por ser la madre del empresario Elon Musk, concedió una entrevista en donde dejó importantes lecciones de maternidad. Sobre todo, a lo que se refiere a impulsar los sueños de nuestros hijos.
Y es que la modelo, influencer e imagen de importantes marcas como Dior confesó que “cuando decía que mi hijo Elon era un genio, las profesoras pensaban que eran cosas de madre. Nadie más veía lo que yo”, por lo que le tocó el rol de impulsarlo a alcanzar su máximo potencial.
Actualmente, puede presumir que le dio resultado. Musk es un programador y físico multimillonario, fundador de empresas como PayPal y Tesla, que fue nombrado el hombre más rico del mundo en 2021.
Con amor de madre le tocó ayudarlo a construir sus objetivos desde cero, aunque no fue tarea fácil ya que tuvo que hacerse cargo de él como madre soltera.
De hecho, primero tuvo que lidiar con un tormentoso matrimonio que estuvo cerca de llevarla a la ruina. “Mi marido pasó años demandándome para dejarme en quiebra. Pensaba que así volvería con él, cosa que no iba a suceder. Jamás. Es mejor ser pobre que miserable”, expresó en una charla con Vanity Fair.
Esto forzó la separación tras 9 años de relación, los cuales catalogó como un infierno y que hicieron que todos sus hijos, tres en total, cortaran relación con él.
En medio de ese clima familiar tenso, Maye Musk se abocó por completo a la crianza de sus retoños, entre esos Elon, que desde muy pequeño fue creativo y curioso. A los 12 años ya había construido su primer videojuego.
Muy prematuramente armó un plan para convertirse en millonario, del cual su padre se burlaba, y tuvo que hacerle frente al acoso escolar. Ante estas situaciones, su mamá estuvo ahí para recordarle que podía lograr construir esa vida mejor que anhelaba.
“Adoro a mis hijos y me siento muy orgullosa de todos sus logros. Elon está diseñando coches eléctricos para salvar el planeta y lanzando cohetes al espacio”, asegura Maye, que tuvo claro que su hijo era diferente cuando cumplió 8 años.
“Era muy callado, siempre tenía la nariz metida en un libro. Enseguida aprendió a leer y era brillante en ciencias y matemáticas”, lo recordó.