Corría el año 2009 cuando se estrenó La huérfana, una película de terror y suspenso protagonizada por Vera Farmiga, Peter Sarsgaard e Isabelle Fuhrman bajo la dirección de Jaume Collet-Serra.
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El largometraje seguía las vivencias de los esposos Kate y John Coleman, un matrimonio que adopta a una niña rusa de ocho años llamada Esther luego de la pérdida de su tercer bebé.
Después de episodios escalofriantes se descubre que Esther en realidad era una mujer de 33 años con trastornos mentales e hipopituitarismo, una enfermedad que explicaba por qué lucía como niña.
Cuando llegó a la gran pantalla, la aterradora trama acaparó el interés de las audiencias; no obstante, lo que pocos sabían es que el filme estaba inspirado en una macabra historia real.
Los escalofriantes hechos tuvieron lugar en República Checa a comienzos del milenio, pero la autora de estos crímenes que conmocionó a la nación europea no se llamaba Esther, sino Barbora Skrlová.
La historia de Barbora Skrlová, la perversa criminal que inspiró La huérfana
Skrlová nació en Chequia y padecía hipopituitarismo al igual que la protagonista de La huérfana, por lo que se veía como una pequeña de 13 años cuando estaba en sus 30, informó Clarín.
No se sabe nada de su infancia o su familia, exceptuado el hecho de que fue ingresada en un centro psiquiátrico durante su adolescencia debido a que tenía un trastorno de identidad múltiple.
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Aparte presentaba rasgos psicopáticos, entre otras cosas. Debido a esto, estuvo toda esta etapa de su vida en una institución mental de la que no se sabe por qué ni en qué momento salió.
A temprana edad, Barbora fue diagnosticada con la enfermedad que impidió su correcto desarrollo físico y decidió sacarle provecho. ¿Cómo? Haciéndose pasar por niña durante casi toda su adultez.
La perversa mujer embaucó a varias familias para ser adoptada. Asimismo, manipuló a las autoridades para evitar recibir el castigo por sus delitos.
Como muchos con trastorno de personalidad antisocial, era muy inteligente y sabía muy bien cómo lograr que la gente hiciera lo que deseaba. Así hizo con las hermanas Klara y Katherina Mauerová.
Los crímenes que expusieron la identidad de “la huérfana” real
Aunque sus padres lo intentaron, las Mauerová no tuvieron una infancia ordinaria debido a que ambas sufrían esquizofrenia. A pesar de esto, procuraban llevar vidas lo más normal que se pudiera.
A comienzos del tercer milenio, mientras estudiaba Pedagogía en la universidad, Klara conoció a Barbora. Ambas sostuvieron conversaciones durante días y entablaron una amistad.
En una de sus charlas, la “niña” le contó que había huido de su centro de menores por maltrato y no tenía dónde vivir. Su caso conmovió a Klara, quien decidió acogerla en su casa en Kuřim.
Durante aquella época, la estudiante recién se había separado su expareja y padre de sus hijos, de 8 y 10 años de edad. Debido a esto, su hermana se había mudado con ella a petición suya.
En poco tiempo, la supuesta infante conquistó a las mujeres, quienes decidieron “adoptarla” de manera extraoficial; sin embargo, la felicidad en el hogar no duraría mucho tiempo.
Skrlová comenzó a celar la atención que recibían Jakub y Ondrej, los hijos de Klara, quien era una madre buena a pesar del trastorno mental que padecía hasta que Barbora llegó a su vida.
Ante esto, de acuerdo a Daily Mail, empezó a causar desastres en la casa e inculpar a los menores. Todo empeoró cuando la mujer persuadió a las Mauerová de unirse a “El movimiento grial”.
Barbora pertenecía a dicha secta religiosa presidida por un individuo llamado “El doctor”. Dicho ser se comunicaba con sus miembros a través de mensaje de texto y les ordenaba cometer perturbadores rituales.
Tales actos incluían practicar el canibalismo, la promiscuidad y el incesto.
No obstante, debido a que las hermanas decían presentar alucinaciones como las de Juana de Arco y estar esperando una misión divina, el trabajo de Barbora para convencerlas no fue tan difícil.
Uno de los horrores que Klara cometió haciendo caso a “la huérfana” fue mandar a construir una jaula de hierro que instaló en el sótano de su casa para encerrar ahí a sus hijos sin ropa.
Con el paso del tiempo, las mujeres comenzaron a torturarlos de las peores maneras posibles. Los golpeaban, los quemaban con cigarros, no les daban alimento y los tenían viviendo entre sus heces.
Cuando vio que iban a morir de hambre, la mujer convenció a las Mauerová de engordarlos para cometer un acto caníbal inspirada por Hansel y Gretel, historia con la que estaba obsesionada, aseveró BioBioChile.
Una casualidad saca al “caso Kuřim” a la luz
Con el fin de monitorear lo que hacían los niños mientras no estaba presentes, la trastornada Barbora instaló en el sótano un equipo de vigilancia que se usa con bebés recién nacidos.
Un día, sus vecinos se hicieron de uno también para cuidar a su bebé y cuando intentaron instalarlo, sus aparatos captaron por error la señal de la casa de al lado.
Las imágenes que vieron en la pantalla los dejaron horrorizados. De inmediato, se comunicaron con las autoridades que no tardaron en llegar a la escena para investigar. Era mayo de 2007.
Al bajar al sótano, los oficiales quedaron espantados con la dantesca escena: un par de niños desnutridos y sin ropa dentro de una jaula y una niña clamando entre lágrimas por ayuda.
La tercera niña no era nadie más que Barbora, quien aseguró llamarse Anika y ser la hija adoptiva de Klara. La policía detuvo a las hermanas y llevaron a los infantes a un centro hospitalario.
Uno de los menores murió a causa de la brutalidad y abuso infernal de las tres mujeres. El otro contó toda la verdad y se supo que Anika no era quien decía, pero ya se había escapado del país.
El escabroso suceso conmocionó al país y lo llamaron “el caso Kuřim”.
En el juicio, las Mauerová admitieron sus crímenes, pero afirmaron ser manipuladas por la siniestra Barbora. “Han pasado cosas terribles. No puedo entender cómo pude permitirlo”, afirmó la madre de los niños previo al juicio a la agencia CTK.
Barbora escapa y se vuelve Adam
Tras escapar de República Checa presuntamente con ayuda de la secta a la que pertenecía, Barbora se instaló en Noruega. Allí dijo ser un adolescente de 14 años llamado Adam.
Con el fin de aparentar ser niño, subió de peso y se rapó la cabeza. También inventó una trágica historia de sus orígenes para manipular y no tardó mucho en encontrar una nueva familia.
Sus padres adoptivos lo acogieron y lo enviaron a una importante escuela en donde su extraña forma de ser comenzó a causar suspicacias entre las autoridades escolares.
Si bien aparentaba ser muy brillante, se comportaba de manera retraída y evitaba los deportes en equipo. Aparte, afirmó que había huido de casa para no ser testigo en un juicio.
“En retrospectiva, podemos decir que nos preguntamos sobre el comportamiento de Adam... Pero esto no es fácil saber. Los niños de esa edad son muy diferentes y pueden ser masculinos o femeninos” comentó a los medios Ingjerd Eriksen, director del colegio de Marienlyst.
Los profesores contactaron a la policía para conocer más sobre “Adam”, pero Barbora intuyó el peligró y desapareció. Para ese entonces, había una orden de captura internacional en su contra.
Gracias a esto, su imagen circulaba por todos lados. No mucho después de ese segundo escape, la apresaron en el norte de Noruega y la deportaron a su país en enero de 2008.
A su tierra llegó emulando ser una pequeña con un oso de peluche en brazos, pero ya todos sabían que de dulce infante no tenía nada y sí de perversa y siniestra.
En el juicio, Klara, Katherina y Barbora recibieron penas irrisorias. La última, como autora intelectual del plan siniestro que rompió todos los límites de la maldad, apenas recibió 5 años de cárcel.
En 2011, apeló la sentencia por los horrores cometidos y quedó libre para la indignación de muchos. En la actualidad, nadie sabe en dónde está “la huérfana” en la vida real ni tampoco quién dirá ser.